UN CRISTIANO SEGÚN LA BIBLIA (III)
Juan Bta. García Serna
Humildad.
Cuando se le preguntó a san Agustín cuál es la primera virtud cristiana, él respondió: "Humildad". Y para la segunda y tercera virtud dio la misma respuesta. Cuando se le preguntó lo que Dios está haciendo ahora, respondió: "Está humillando al orgulloso y levantando al humilde" (Juan Litwiller)
“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”, fueron
las palabras de Jesús a sus discípulos Mt.11:29). Así que, sobre esta cuestión
de la humildad haré una reflexión bíblica.
Humildad en la dependencia de Dios
Si todas las virtudes cristianas, que conocemos, son
difíciles de practicar, aún ésta cuesta lo suyo, ya que la naturaleza adámica
obstaculiza su auténtica acción. Uno olvida fácilmente la fuente de dónde
procede esta cualidad cristiana, así que, el apóstol Pablo, de manera
inequívoca, nos lo dice: “¿porque quién te distingue? ¿o qué tienes que no
hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorias como si no lo hubieras
recibido?” (1Cor.4:7), por ello, no tiene lógica bíblica una vida cristiana en
nivel de jactancia ¿Aceptará Dios la vanagloria? “El que habla por su propia
cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envío,
éste es verdadero, y no hay en él injusticia” (Jn.7:18) ¿Qué dijo Jesús de los
religiosos judíos? que, “amaban más la gloria de los hombres que la gloria de
Dios” (Jn.12:43) Y ¿Cuál fue el ejemplo del Señor Jesús? “Gloria de los hombres
no recibo” (Jn.5:41) Un mal de incredulidad estaba en los religiosos judíos:
“¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no
buscáis la gloria que viene del Dios único?” (Jn.5:44) Así se expresó el
apóstol Pablo: “Pero lejos está de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”
(Gál.6:14) ¡Sin humildad, en la dependencia de Dios, todo aquello que hagamos
será muy deficiente, porque no glorifica a Dios! “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de
Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo” (1Ped.5:6)
Humildad en el servicio a Dios
Pablo, el apóstol, señala cuál ha de ser la actitud de un cristiano: “Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión” (Ro.12:16) ¡Una vida humilde se despoja a si mismo de la actitud de arrogancia! ¿Cuál fue el ejemplo paulino? “Sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos” (Hch.20:19) Un excelso ejemplo de humildad fue el de Jesús: “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil.2:8). El ministerio de Jesús fue de servicio a otros: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mr.10:45)
Humildad requerida por Dios
En este tipo de humildad entran las relaciones
interpersonales, en las que se valoran las cualidades de los demás: “Nada
hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada
uno a los demás como superiores a él mismo” (Fil.2:3), no obstante, hagamos
caso a las palabras del apóstol Pablo: “Digo, pues, por la gracia que me es
dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí
que, el que debe tener, sino que piense de si con cordura, conforme a la medida
de fe que Dios repartió a cada uno” (Ro.12:3). Hay una conducta que debería ser
incuestionable: “Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia
los unos a los otros con amor” (Ef.4:2). “Vestíos, pues, como escogidos de
Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad,
de mansedumbre, de paciencia” (Col.3:12). Una actitud de humildad es recíproca:
“Y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a
los soberbios, y da gracia a los humilde” (1Ped.5:5). Jesús se puso como ejemplo:
“Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también
debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para
que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Jn.12:14 y 15)
Beneficios de la humildad
Un cristiano humilde es atendido por Dios, mientras que rechaza al altivo, así lo expresa el salmista: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos” (Sal.138:6) Dios enaltece a los humildes, en cambio, anula a los que andan enorgullecidos: “Jehová exalta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra” (Sal.147:6) Dios señala que, “cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría” (Prov.11:2) Un gran sabio salomónico: “Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios” (Prov.16:19) Dios señala que la credibilidad está con el humilde, y no con el soberbio: “La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espíritu sustenta la honra” (Prov.16:18) Una vida humilde gozará de alegría, aunque sea un pobre: “Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres gozarán en el Santo de Israel” (Is.29:19) Dios dice que, “miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra” (Is.66:2) Así sucedió al pueblo cuando fue leída la ley de Dios, por Esdras, en el libro de Nehemías: “Se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra”. “Y leían en el libro de ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura”. “Y “todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley” (Neh.8:6, 8, 9)
Una enseñanza de sabiduría espiritual no es exclusiva de un
saber teológico, sino que se produce por el temor a Dios, y además, la
credibilidad se origina en la humildad: “El temor de Jehová es enseñanza de
sabiduría; y a la honra precede la humildad” (Prov.15:33) Un temor a Dios
origina un espíritu de humildad, y además, produce: “honra y vida” que “son la
remuneración de la humildad y el temor de Jehová” (Prov.22:4) ¿Qué es lo que produce el gran despertamiento
espiritual?, ¿sólo por la oración?, no de manera exclusiva, sino además, por un
espíritu de vida humilde (2Crón.7:14). “Pero Él da mayor gracia; por esto dice:
Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Stg.4:6). Además: “Ciertamente
Él escarnecerá a los escarnecedores, y a los humildes dará gracia” (Prov.3:34).
“Que pone a los humildes en altura” (Job.5:11). “Encaminará a los humildes por
el juicio, y enseñará a los mansos su carrera” (Sal.25:9)
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