CURSO DE ESTUDIO BÍBLICO (II)
Juan Bta. García Serna
Prof. Ernesto TRENCHARD
Evangelio según Marcos
Lección II
Al umbral del ministerio
(1:1-20)
Esta sección incluye el ministerio del Bautista, la
dedicación del Señor a su Obra por medio de su Bautismo y la Tentación, con el
primer testimonio en Galilea, hasta que el llamamiento de los primeros
discípulos abre el camino para una evangelización más amplia en el Norte de
Palestina. El Señor se prepara “prestamente” para llevar a cabo su Obra. Mateo
empieza su narración con el anuncio del Nacimiento del Rey; Lucas detalla la
Encarnación desde el punto de vista de María y nos hace ver cómo el DIOS –
HOMBRE vino al mundo; Juan nos traslada a la Eternidad para disertar sobre el
VERBO que había de encarnarse; pero Marcos nos lleva en seguida a las riberas
del Jordán donde el Siervo de Jehová había de presentarse delante de Dios y los
hombres.
El ministerio de Juan el Bautista (1:1-8)
La misión del Bautista se reviste de tanta importancia que
todos los Evangelistas la detallan. Era época de muchos pretendidos “mesías”,
pero el Bautista, reconocido universalmente como el sucesor legítimo de la
línea de los profetas del Antiguo Testamento, no abrió la puerta sino a Jesús
(Juan 10:1-3). Como puede notar el estudiante en una Biblia de referencias, los
versículos 2 y 3 contienen dos profecías, una sacada del libro de Malaquías y
la otra de Isaías, bien que el Evangelista no nombra más que a este último
profeta. Todos los Evangelistas citan a Isaías 40:3 en forma más o menos
extensa, pero sólo Marcos añade aquí la de Malaquías 3:1. Las citas recalcan la
importancia de la labor del “heraldo” que iba delante del Rey para prepararle
el camino. Esta preparación consistía en analizar y denunciar el pecado del
pueblo de Israel, al par que llamaba a todos al arrepentimiento, del cual el
bautismo, con su humilde descenso debajo de las aguas, era la señal. Solamente
así podían estar preparados para recibir el beneficio de la Obra salvadora del
Mesías. Los detalles sobre el vestido y la comida del Bautista son importantes,
porque señalan una vida de apartamiento de todo cuanto busca y aprecia el
mundo. Juan era hijo de un sacerdote, de la familia de Aarón; pero, a pesar de
ello, se coloca fuera de la religión externa y estéril del judaísmo degenerado,
para poderla condenar.
El mensaje del Bautista (1:7-8)
El mensaje de este siervo de Dios se condensa mucho por
Marcos; sin embargo, no deja de señalar cuatro hechos de primera importancia en
cuanto a la Persona del Mesías 1) Viene tras mí. Por fin se cumplían las
profecías del Antiguo Testamento, y tras el precursor se presentaba ya, sobre
la tierra y en un momento determinado de la historia, el Gran Siervo que había
de consumar toda la Obra de la Redención 2) Es más poderoso que yo. Juan era
profeta, pero Jesucristo era mucho más que profeta, siendo el Dios – Hombre,
Señor de todos los siervos que le había precedido en el tiempo. Juan pudo
señalar el principio de la Obra, pero sólo el Mesías era poderoso para
realizarla 3) No soy digno de desatar sus zapatos. De este modo tan gráfico y
humilde Juan subraya la dignidad superior de quien venía tras él. Marcos ha de
recalcar la misión del Señor como Siervo de Jehová, pero ni por un momento
pierde de vista la gloria de la Persona que se digna hacerse Siervo, por el sencillo
hecho de que ninguno, que no fuera a la vez Dios y Hombre, habría podido
conseguir la victoria sobre Satanás 4) Él os bautizará con Espíritu Santo. La
verdadera vida de Dios en el hombre se perdió por la Caída, pero el Mesías
venía para “deshacer las obras del diablo”, y, una vez que hubiese consumado la
Obra de la Redención, podría mandar desde el Cielo al Espíritu Santo, de modo que
Dios había de morar de nuevo en el corazón de los redimidos. Juan señala este
hecho como la gran consumación de la Obra del Siervo, en contraste con su
propio bautismo de “agua para el arrepentimiento”.
La dedicación del Siervo de Jehová (1:9-13)
El Bautismo de Jesús (1:9). Jesús no necesitaba el bautismo
del arrepentimiento, porque era del todo exento de pecado, pero se sometió al
mismo rito que los demás con el fin de expresar su identificación con el
pueblo. Según Mateo 3:15 Comp. Rom.10:4, el Señor fue bautizado por Juan
“porque así nos conviene cumplir toda justicia”. Es decir, él había venido al
mundo para quitar el pecado por el sacrificio de sí mismo, y aquí, al umbral de
su ministerio, baja a las aguas juntamente con el pueblo pecador, identificándose
con él, anticipando el momento cuando ha de ser “hecho ofrenda por el pecado” y
hacer posible que todos los creyentes fuesen “justificados”. Solamente así pudo
satisfacer las demandas del Trono de Dios y “cumplir toda justicia”.
Los cielos abiertos (1:10-11)
Cada frase de estos versículos tiene su hondo significado. Al sabir del agua, Jesús tomaba su lugar como el Siervo de Dios en la tierra, y se prestaba a llevar a cabo la Obra de la Redención. Luego “vio abrirse los cielos”, pues por primera vez desde la inocencia de Adam, se hallaba un Hombre sin pecado en la tierra y por tanto no había obstáculo alguno entre la tierra y el Cielo. Vio también “al Espíritu Santo, como paloma, que descendía sobre él”, y así, recibió como Mesías y Siervo aquella unción que correspondía a su misión en la tierra. El Hijo llevaba a cabo la Obra, pero el Padre la ordenaba y el Espíritu Santo investía al Siervo, así que la Obra de la Redención es la del Trino Dios a favor del hombre. Luego, la voz celestial declaró: “Tú eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia”. Si se lee Isaías 42:1 se verá que tenemos aquí el cumplimiento de una importante profecía sobre el “Siervo de Jehová”, el Mesías. Se le señala como el “Hijo -Siervo”, se hace ver la perfecta aprobación del Padre y se nota la unión del Espíritu Santo, tanto en la profecía como en la escena que tenemos delante. Tengamos en cuenta que el título “Mesías” en el Antiguo Testamento, traducido “Cristo” en el Nuevo Testamento, quiere decir el “ungido”, o sea el que Dios ordenó para la sublime misión de la salvación del mundo.
La tentación (1:13)
Para el detalle de la Tentación en el Desierto hemos de
acudir a los Evangelios de Mateo y de Lucas, pero, con todo, Marcos señala los
detalles gráficos de la presencia de las fieras, que nada podían en contra del
Creador, y el ministerio de los ángeles. El Siervo que había sido aprobado por
el Padre se enfrenta en el desierto con el “príncipe de este mundo”, que había
establecido su nefasto dominio por haber inducido al hombre a la rebelión
contra Dios. Muestra que el Reino que ha de establecer es totalmente distinto
en todas sus formas y maneras del “mundo” que rige el diablo, y que el Rey,
abierto a todas las influencias del Cielo, se separa totalmente de toda
infiltración diabólica. El primer Adam, en las óptimas condiciones del Edén,
cedió ante la tentación del diablo, pero el “postrer Adam”, Jesucristo,
resistió las más sutiles tentaciones del adversario en medio del desierto,
habitado por las fieras, en las peores condiciones posibles, y así manifestó
claramente su capacidad para emprender la Obra de la salvación.
La proclamación del Reino (1:14-15)
El heraldo, Juan, había sido encarcelado por el infame Herodes, pero ahora el Rey mismo continúa la proclamación que el heraldo había iniciado. La palabra “predicar” quiere decir “proclamar”, y el tema era “las buenas nuevas del Reino de Dios”. Las frases “Reino de Dios” y “Reino de los Cielos” son idénticas, ya que los judíos empleaban la última más que la primera por el mucho respeto que les inspiraba el uso del Nombre Divino. Todos los demás “Reinos desde la caída del hombre se habían regido por las normas del diablo: el egoísmo, el lucro, los ejércitos, y cuando se levantaba un nuevo imperio, los hombres hablaban. Pero este que el Señor proclama es de Dios y se basará sobre la salvación de los hombres. Analicemos las frases de esta proclamación según se halla en el versículo 15: “El tiempo es cumplido”, o sea, aquel “momento” que Dios había ordenado desde la Eternidad, había llegado, y el secreto de los siglos debía manifestarse. “El Reino de Dios está cerca”, pues el mismo Rey empezaba a cumplir su misión, y se hallaba ya en medio de su pueblo. Dentro de corto tiempo la Obra de la Cruz y el triunfo de la Resurrección habían de poner el fundamento del nuevo Reino de bendición y de paz, y la gracia de Dios empezaba a manifestarse anticipadamente en las maravillosas obras de misericordia del Salvador. Hasta aquí la “proclamación” se ha ocupado de lo que Dios hacía en Cristo, pero finaliza con una doble exhortación: “Arrepentíos, creed”, que señala la responsabilidad de los hombres, quienes pueden entrar en el Reino únicamente por confesar su pecado al par que vuelven su rosto el Rey- Salvador y colocan en él toda su confianza.
Los primeros colaboradores (1:16-20)
Es un momento importante cuando el Siervo Rey empieza a
escoger sus colaboradores, que más tarde habrán de ser Apóstoles, con la misión
de pasar el tesoro del Evangelio a los hombres. Nótese que el Señor no fija su
atención en los muchos “estudiantes de teología” de las escuelas rabínicas de
Jerusalén, sino en hombres temerosos de Dios, llenos del conocimiento de las
Escrituras del Antiguo Testamento, pero libres de las sutilezas de los rabinos,
y hombres trabajadores, que ganaban su pan en el mar y las playas del mar de
Galilea con el sudor de su frente. Por la información que Juan nos da en el
primer capítulo de su Evangelio, sabemos que Andrés, Juan y Pedro habían estado
en contacto con Jesús por bastante tiempo antes del llamamiento que Marcos
describe aquí. Se comprende que habían acompañado al Maestro algunas veces
durante su ministerio en Judea, anterior al de Galilea, pero sin dejar del todo
su ocupación de pescadores. En términos generales se puede decir que antes del
momento señalado aquí habían sido amigos de Jesús, y ahora llegan a ser
discípulos que le siguen por doquier para aprender de él. Más tarde (3:13-19)
llegarán a ser apóstoles, o sea, los “enviados” del Señor.
Preguntas:
1. Dos profetas anunciaron de antemano la obra del precursor
del Mesías. ¿Quiénes eran? ¿Cuántos Evangelistas citan estas profecías en forma
más o menos completa? Dense las referencias de las profecías en el Antiguo
Testamento, y cópiense según se hallan allí.
2. ¿Qué vestidos usaba Juan el Bautista, y qué comía?
Señálese el significado espiritual de estos detalles e indíquese claramente
también el significado de su bautismo con agua.
3. Cópiese cuatro
declaraciones de Juan el Bautista acerca del Mesías según se hallan en este
Evangelio. Señálese la gran importancia de la última de éstas.
4. Sucedieron tres
cosas al subir el Señor del agua. ¿Cuáles fueron? ¿Cuál profecía del libro de
Isaías se cumplió entonces?
5. ¿Cuál fue la primera proclamación de Jesús en Galilea? Señálese (copiándolos de la Biblia) los cuatro puntos de esta proclamación, y hágase un breve comentario sobre la importancia de los mismos.
E-mail: jbmoredaaller@outlook.com.
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