ARREBATAMIENTO
Juan Bta. García Serna
Recopilo una postura, resumida, respecto al arrebatamiento de
la iglesia, expuesto por el escritor y teólogo José Grau. Creo que en la
cuestión de escatología no todo está tan claro, es por ello, que existan
interpretaciones bíblicas que, respecto al tema, no coincidan todas por igual. Creo
en el valor de conocer y tomar postura propia al tema escatológico que en este
artículo se plantea., y por supuesto, del mismo modo, hacerlo con otro distinto
criterio al expuesto aquí. Realmente, no
considero que se pueda presentar nada en plan dogmático en lo que sucederá en
los últimos tiempos que hacen referencia a la segunda venida de Cristo Jesús,
ya que cabe la posibilidad de una aproximación, pero no ciertísima.
José Grau
“Yo creo firmemente en el arrebatamiento. Pero la doctrina en
la que creo no es la fantástica hipótesis del “arrebatamiento secreto de
la iglesia”, sino la enseñanza bíblica, expuesta principalmente por el apóstol
Pablo, de que aquellos que viven y mueren en Cristo, juntamente con los que
hayan quedado vivos en el momento de su segunda venida, será “arrebatados
juntamente” para ir al encuentro del Señor y permanecer eternamente con Él.
Este es el arrebatamiento en que el creo: público, visible, audible, formando
parte de la segunda venida y coincidente con la resurrección general, en el
último día.
I. Yo creo en un arrebatamiento público, visible y audible. No en un “arrebatamiento secreto e invisible para el mundo”. ¿Qué dice la Palabra? “Porque el Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1ª Tesalonicenses 4: 16-17) El primero de estos dos versículos ha sido llamado “el texto más ruidoso de la Biblia”. ¿Cómo es posible apoyar en él la fantástica doctrina del arrebatamiento secreto de la iglesia? Fijémonos en las expresiones utilizadas por Pablo: “El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo”. La venida del Señor por su Iglesia será un acontecimiento público, visible y, sobre todo, audible.
II. Yo creo en un
arrebatamiento que forma parte de la segunda venida. No en un arrebatamiento
por sus santos solamente, separado por siete años de distancia de la segunda
venida con sus santos. ¿Qué dice la Palabra? “Tampoco queremos, hermanos que
ignoréis acerca de los que duermen, para que no os contristéis como los otros
que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así
también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos
esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta
la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el mismo Señor
con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del
cielo” (1ª Tesalonicenses 4:13-16) Cuando Jesús deje el cielo para manifestarse
en su segunda venida las almas de los redimidos descenderán con Él, para
reunirse con sus cuerpos de resurrección. De ahí que Pablo escriba: “No quiero,
hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, porque si creemos que Jesús
murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los durmieron en él” (1ª de
Tesalonicenses 4:13-14)
Si, pues, nos atenemos a la literalidad del texto bíblico,
resulta que el con viene antes del por y no al revés. Evidentemente,
Jesús viene con sus santos (“traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él”)
primeramente; es decir, con las almas de los suyos para devolverlas a sus
respectivos cuerpos de resurrección. Porque “los muertos en Cristo resucitarán
primero” (v.16)
El Señor viene para reunir junto a Él a los redimidos todos
(“con todos sus santos”, 1ª de Tesalonicenses 3:13) en la totalidad e
integridad de su personalidad; o sea: en cuerpo y alma. Primero viene
con las almas de los santos para que se reúnan con sus cuerpos resucitados y,
en segundo lugar, viene por sus santos, resucitados y, glorificados en
cuerpo y alama los unos, y arrebatados y transformados los que estén vivos en
la tierra en el instante de la segunda venida. “Seremos arrebatados
juntamente con ellos con las nubes para recibir al Señor en el aire” (v.17).
La segunda venida engloba la resurrección de los muertos la transformación de
los creyentes vivos y el arrebatamiento de todos juntos para recibir al Señor.
Este es el arrebatamiento en que creo, no previo ni diferente de la venida del
Señor en gloria, sino estrechamente vinculado a la misma.
III Yo creo en un arrebatamiento coincidente con la
resurrección general. No en un arrebatamiento mil años antes de la resurrección
de los impíos, o siete años antes de la resurrección de “los santos de la
tribulación”. El arrebatamiento de que nos informa en Nuevo Testamento va unido
a la resurrección general de los muertos y forma parte de los eventos
relacionados con la única segunda venida de Cristo a la tierra. Sigamos, pues,
el consejo de Pablo: “Con respecto a la venida de nuestro Señor, y nuestra
reunión con él, os rogamos, hermanos, que nos dejéis mover fácilmente de vuestro
modo de pensar” ((2ª de Tesalonicenses 2:1-3)
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