LA SOBERANÍA DE DIOS EN LA EXTENSIÓN DEL EVANGELIO (3ª PARTE)
Mirad ahora en Efesios 6-12, y notad que se habla aquí de los “gobernantes” de este mundo. Pero dice Pablo que los gobernantes de este mundo no son carne y sangre. Los auténticos gobernantes de este mundo son principados y potestades. Son las huestes de maldad en regiones celestiales. Son los mismos príncipes espirituales que hemos visto en Daniel, Ezequiel t Apocalipsis. Pero notad que el apóstol habla de los gobernantes de “las tinieblas de este siglo”. Está pensando en la esfera moral de este mundo: la mentalidad filosófica espiritual y religiosa de nuestras sociedades. Y es una descripción tremendamente apta: “tinieblas”. No hay luz. La misma multiplicidad de teorías y especulaciones que existen en todos los niveles, habla elocuentemente de la total ignorancia del hombre en cuanto a las implicaciones morales y espirituales de su existencia. Anda en oscuridad y en tinieblas. ¿Y quién controla estas tinieblas en la mente y el espíritu del hombre? Su majestad satánica, por medio de sus fuerzas espirituales de maldad.
¿Qué es lo que habrá en ciertas religiones cuando la gente
misa ve la mentira, el engaño y la falsedad de tantas cosas, pero sin embrago
lo siguen practicando y defendiendo a capa y espada? No se dejarían engañar así
en el mundo de sus negocios, o con un médico que les estaba resultado inútil.
En todo esto saben bien eliminar lo falso e inútil para buscar lo que mejor
conviene. Pero en estas cuestiones religiosas, no. Están como ofuscados, y es
porque detrás de este montaje religioso están estas tremendas potencias
espirituales activando las mentes de los hombres. Son los gobernantes de las
tinieblas de este siglo.
Así que hay dos aspectos: el diablo como príncipe, y dios de
este mundo, y como príncipe de él maneja los gobiernos y la política de las
naciones; y como dios, el mensaje al hombre en su parte intelectual,
produciendo teorías, filosofías y religiones que sirven sus propósitos malignos
en su lucha contra los altos designios del soberano Dios.
Ahora venimos al tercer punto. La Biblia enseña que
por encima de todo esto, está el soberano gobierno de Dios. Así afirma Pablo en
Hechos 17:26. Notad el énfasis. No es cuestión simplemente de Dios como
soberano creador del universo, pero muy remoto ya de nosotros y de nuestro
siglo. Es cuestión de Dios como soberano Señor de las naciones en su desarrollo
histórico siempre, hoy como ayer. Es Dios quien decide los límites territoriales
de cada nación: sus fronteras y posesiones. Es Dios quien controla “los tiempos”
de las naciones, o sea, sus años de ascendencia y poderío como también sus años
de decadencia y fin. Y esto ahora, en nuestros tiempos.
En el libro de Daniel tenemos una importante lección que Dios
tuvo que dar a Nabucodonosor. Otros muchos lo han tenido que aprender desde
entonces. Leed el capítulo 4-7 y el contexto. Este orgulloso monarca tuvo que
aprender, por medio de una experiencia muy amarga, que “el Altísimo gobierna el
reino de los hombres, y que a quien quiere lo da, y constituye sobre él al más
bajo de los hombres”. Muchos años después un hombre llamado Poncio Pilato tuvo
que aprender la misma lección: Delante del carpintero de Nazaret, este representante
de Roma Imperial dijo: “¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo
autoridad paran soltarte?”. La respuesta fue clara y tajante. “Ninguna
autoridad tendrías contra mí si no te fuera dada de arriba”. “Pese a todas tus
legiones invencibles y todas tus máquinas de guerra, te dijo Pilato que no
tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te fuera dada de arriba”.
El Salmo 2 nos presenta con la mas terrible concentración de
fuerzas humanas jamás habida, en un tremendo levantamiento de las naciones contra
Dios. Y frente a este horrendo espectáculo, allí está Dios riéndose en los
cielos. ¿Por qué? Pues porque con un pequeño soplo hace migas a todos. El, gobierna
el reino de los hombres, y al final del Salmo amonesta a los reyes a que se sujeten
a Él voluntariamente o que de lo contrario sufran las penalidades consecuentes
Notad en Daniel 4:17 esta referencia a los “vigilantes”. Si
Satanás tiene sus fuerzas y príncipes, Dios también. Y la sentencia fue por
orden de los vigilantes. El libro de Job nos presenta con una especie de algo
tribunal o consejo supremo en los cielos. Allí se presentan los hijos de Dios
(Satanás entre ellos), sin duda para presentar sus reportajes y ofrecer sus sugerencias.
En 1ª de Reyes 22:19 tenemos otro interesante vislumbre de esa administración celestial
en operación. Dios ha decidido que Acab no pueda vivir más por su rebeldía, y
moviliza sus fuerzas para confundir el juicio del rey y llevarle a su muerte.
Cuántas veces Dios ha confundido los consejos y juicios propios de los hombres
para sacar sus propósitos adelante.
La historia está llena de ejemplos. ¿Os acordáis de las
palabras de Señor en cuanto al rico insensato? “Necio, esta noche pedirán tu
alma”. ¿Quién pedirá su alma? Los vigilantes de Dios, llamados así porque
vigilan y observan las vidas de los hombres. Y por fin llega el día cuando se
presentan delante de Dios para decirle que no hay nada más que hacer con este
hombre y piden su alma. Dios les da permiso y la sentencia es ejecutada esa
misma noche. No hay prórroga ni apelación.
En el capítulo 12 de los Hechos, se levanta un rey con propósitos de destrozar la obra del Señor. Pero un día, repentinamente y en plena salud, Dios manda a su ángel ejecutor y su Majestad Herodes cae desplomado. El gobierno es de Dios. Cuántas veces Dios ha hecho lo mismo para proteger su Obra. ¿Os acordáis de las palabras de Apocalipsis 3-8? “El que tiene la lleve de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre, dice he aquí he puesto delante de ti una puerta abierta la cual nadie puede cerrar”. ¿Qué es eso de la llave de David? Pues sencillamente esto. La idea es la de la posesión territorial de este mundo. Isaías 9/6 y 7 habla de alguien que ve a gobernar supremo sobre toda la tierra. Este alguien será descendiente de David. Cristo es ese alguien. Nació cual frágil niño en un pesebre en Belén de Judea, la ciudad de David. Murió, resucitó y está a la diestra de Dios. Y nos dice aquí que ya tiene las lleves de las posesiones territoriales de este mundo. Y que, para los efectos de la obra de Dios y el avance del Evangelio, está dispuesto a emplear esas llaves ahora, abriendo puertas de oportunidad y progreso.
Alguien dirá, pero, qué de esas densas tinieblas morales y
espirituales que reinan en los corazones de los seres que habitan en esos
territorios? Aunque el Señor nos abra todas las puertas en todos los sitios, qué
dice Pablo en 2ª Corintios 4/4 que Satanás ha “cegado el entendimiento de los
incrédulos para que no les resplandezca la Luz del Evangelio”, y no sean
convertidos? ¿Puede el Señor ayudar en esta esfera también? Pues mirad lo que
dice el versículo 6: Dios puede hacer algo tan grande que sólo el acto
espléndido de la creación lo puede ilustrar. El Dios que con voz de mando hizo
resplandecer la luz en medio esas densas tinieblas en el día de la creación, es
el Dios que puede hacer brillar en el corazón más caótico y oscuro la luz del “conocimiento
de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. Así que, aunque haya pintado un
cuadro muy sombrío de las potencias satánicas y todo su poder, lo hecho para resaltar
más la gloria del gobierno de Dios. Él es el más fuerte. Su gobierno está sobre
todas las cosas, y Él llevará todas las cosas a feliz término según sus eternos
designios. Y aunque parece muchas veces que non es así, sino que predominan más
las tinieblas y las potencias del mal, no es así. La gloria del gobierno
soberano de Dios es que Él emplea hasta las artimañas de Satanás para el
adelantamiento de sus propósitos divinos. Cuando llegas al final de la Biblia,
los más terribles esfuerzos de Satanás son troncados por Dios.
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