ACERCA DE LOS "DONES ESPIRITUALES"

Juan Bta. García Serna

Introducción.

Pablo no quiere que haya ignorancia en los creyentes al respecto: “No quiero hermanos que ignoréis acerca de los dones espirituales” (1Cor.12:1). El apóstol dedica todo el capítulo 12 de primera a los Corintios acerca de “los dones del Espíritu”. Y en otras porciones bíblicas se habla del tema en cuestión. Creo que si esta enseñanza es tan reiterada es por su relevancia en la vida de los creyentes. Por ello, puntualizaré algunas cuestiones en cuanto a los “dones espirituales”, los cuales deben de ser ejercidos dentro y fuera de la iglesia local, con la mira de edificación y evangelización.

1º. ¿Qué es un “don espiritual”?

Tal don es una “manifestación del Espíritu”: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (Cap.12:7), o sea, una pericia o habilidad espiritual, como el apóstol Pablo señaló a los hermanos/as de la iglesia en Corinto: “Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabas persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración (o “manifestación”) del Espíritu y de poder” (1Cor.2:4). Si faltare este poder del Espíritu Santo, entonces sólo serían palabras de humana sabiduría (Cap.2:5),  aunque fuesen extraídas del texto bíblico. Sin ese poder del Espíritu uno se hará inútil en su testimonio cristiano. Jesús dijo a sus discípulos: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch.1:8). Y cuando se habla del testimonio apostólico, dice: “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos” (Hch.4:33) Un "don espiritual” será ineficaz si no es ejercido bajo el control del “fruto del Espíritu” (Gál.5:22-23)

2º. ¿Tiene cada creyente un “don espiritual”?

Algunos textos confirman esta enseñanza bíblica, y por ello, hemos de prestarle atención: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1Cor.12:7) Y el apóstol Pedro, dice: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1Ped.4:10). Pablo dice al joven Timoteo: “Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti” (2Tm.1:6). Los dones son otorgados por el Espíritu Santo: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1Cor.12:11). “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo (la iglesia) como él quiso” (1Cor.12:18)

3º. ¿Cuál es la finalidad de tal "don espiritual”?

El apóstol Pablo lo dice claramente: “Pero a cada uno les es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1Cor.12:7), o sea, con la finalidad de edificar a la iglesia, y no para autocomplacencia, o con el anhelo de lucirlo ante los demás. La finalidad del “don espiritual” es ministrarlo a otros: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros” (1Ped.4:10) Y cuando el apóstol Pablo habla de ciertos dones en la iglesia primitiva, dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, pastores y maestros, a finde perfeccionar a los santos para la obra del ministerio. Para la edificación del cuerpo de Cristo (Ef.4:11 y 12)

4º. ¿De dónde proceden estos “dones espirituales?

El apóstol Pablo no deja ninguna duda respecto a la procedencia de estos “dones espirituales”: “Repartiendo a cada uno en particular como él quiere (1Cor.12:11. “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso” (1Cor.12:18). “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente, apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas” (1Cor.12:28) ¿Son todos los dones espirituales iguales? “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo” (1Cor.12:4 al 6)

5º. ¿Qué sucede si el “don espiritual” no se ejerce?

Ello, no cabe duda, afectaría el buen funcionamiento de la iglesia, y al mismo tiempo sería una clara desobediencia a Dios. En cambio, uno debe saber el plan de Dios para su vida congregacional, así como estar seguro de cuál “don espiritual” tiene. Una equivocación en esto acarrearía frustración, ya que uno no estaría cumpliendo con el plan divino para su vida dentro y fuera de la congregación. Ha habido creyentes que pensaban que tenían tal o cual “don espiritual”, pero que en realidad era su parecer u opinión al respecto.

6º. ¿Es un “don espiritual” más importante qué otro?

Por supuesto que no, ya que, ante los ojos de Dios, lo más valioso es utilizarlo según el plan divino, y no jactarnos ante los demás de lo que gratuitamente hemos recibido de Dios: “Porque quién te distingue, ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1Cor.4:7) El apóstol Pablo nos presenta el plan de Dios: “Dios ordenó el cuerpo, dando más abundantemente honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros” (1Cor.12:24 y 25)

7º. ¿Cómo saber el “don espiritual” que Dios nos ha dado?

Hay, en mi opinión, bastante desconocimiento en lo que respecta al “don espiritual” que uno tiene. Hay cuatro cosas que uno debe tener en cuenta para afianzarse de cuál es su “don espiritual”. (a) Una persistente oración a Dios, pidiéndole que nos conceda el saber lo que Él pide de nosotros (b) Una lectura reflexiva de la palabra de Dios que nos hable del cuál es nuestra función como creyente (c) Un sentimiento interno, vocacional, de estar en el lugar correcto del plan de Dios (d) Una manifiesta aprobación de la membresía de la iglesia de que uno tiene tal o cual don otorgado por el Espíritu de Dios.

Conclusión.

El funcionamiento de una tal o cual congregación funcionará bien o mal dependiendo del ejercicio adecuado de todos los “dones espirituales” que hay. ¿Cuál es tú “don espiritual”? ¿Estás ejerciéndolo, o esperas que otro hermano/a lo esté haciendo? ¡No “escondas” el talento que Dios te ha dado! Sepamos que el Señor nos pedirá cuenta de qué hemos hecho con el “don espiritual”. Por ello, te animo a que uses el "don/es" que Dios te ha dado para la mutua edificación de la iglesia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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