PRIMER SELLO

Dr. Samuel Pérez Millos

Ap.6:1-2

“Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira” (v.1)

Una nueva visión es transcrita por Juan al afirmar que veía algo distinto a lo que le había sido revelado antes. Luego de la alabanza y adoración celestiales, el Cordero se dispone para iniciar el proceso de la apertura de los sellos que impedían la lectura y, por tanto, la ejecución de lo que Dios había establecido y que estaba escrito en el rollo sustentado en la mano del que estaba sentado en el trono (5:1) El único digno para abrir los sellos que mantenían cerrad el libor era el Cordero, que lo tomó de la mano que los sostenía y se dispone a abrirlo. Juan ve ahora como se produce la apertura del primero de los siete sellos. Esa apertura traerá una consecuencia que se detallará luego. El Cristo glorificado va a tomar en su mano la ejecución de aquello que Dios había reservado para el tiempo final del período de la historia humana actual. Esta visión ocurre o tiene que ver con acciones en el cielo, aunque el resultado de cada una de ellas tiene consecuencias en la tierra. Aunque Jesucristo es el que abre el sello, la acción correspondiente a dicho sello se establece mediante la voz de uno de los cuatro seres vivientes. Estos son los ángeles especiales que están dispuestos a servicios especiales que Dios les establezca. Su voz es potente, como corresponde también a su grandeza, pero, especialmente esa grandeza está aplicada para establecer un mandato de modo que sea perfectamente audible y se ejecute conforme a los establecido por Dios. La potencia de la voz de este primer ser viviente se compara a la explosión sónica producida por un trueno: con voz de trueno. Esa voz potente es símbolo de firmeza y autoridad. Actúa en cumplimiento de la misión que le ha sido encomendada por Dios mismo y que corresponde a lo establecido para la primera manifestación del juicio determinado sobre el mundo. El ser viviente no tiene autoridad en si mismo, pero su voz es autoritativa por cuando actúa en poder delegado por quien tiene todo el poder en su palabra al ser el Creador.  El primer ser viviente expresa con poder y autoridad un mandamiento establecido en un simple pero absoluto: “ven”.

“Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer” (v.2)

 Juan sigue con el relato de la visión, manifestando su interés por lo que ocurría, de modo que al oír la voz del primer ser viviente, levantó su mirada y prestó atención a lo que se estaba produciendo. Ante los ojos del apóstol aparece un caballo, que acude a la voz autoritativa del ser viviente que lo conmina a presentarse con un fuerte: ¡¡Ven!”. El caballo en la Biblia es símbolo de fuerza, poder, conquista y aún de guerra de ahí que el proverbio diga que “el caballo se alista para el día de la batalla” (Prov.21:31) Dios hizo notar a Job la  fortaleza del caballo (Job 39:19-25); también se utiliza su figura para referirse a velocidad (Is.30:1); así como para expresar confianza en el poder personal (Is.31:1) En el Apocalipsis aparecerá el caballo varias veces (9:7; 14:20; 19:11) Junto con el simbolismo del caballo está también el color, en este caso blanco. El blanco es figura de pureza y santidad, pero también de majestuosidad, de ahí que los grandes conquistadores o los emperadores solían utilizar un caballo blanco para sus solemnidades, aunque en el imperio romano es una procesión triunfal solía usarse un carro tirado por cuatro caballos blancos. Junto al caballo Juan se detiene en observar el jinete, viendo a un hombre con un arco. ¿A quién simboliza? Debe abandonarse la idea de que se trate de Cristo mismo por varias razones: a) el jinete recibe órdenes del primer ser viviente, lo que es improcedente tratándose del Soberano de toda la creación incluidos los ángeles, aún los más excelsos; b) recibe una corona, mientras que Cristo posee muchas coronas y diademas propias de su dignidad (19:12); c) el contexto histórico del mismo libro no permite identificarlo aquí con el tiempo de la venida victoriosa de Jesucristo, que se detallará más adelante (19:11)

De igual manera no debe referirse al evangelio, por cuanto será predicado en todo el mundo durante la tribulación (Mt.24:14) Además, no se aprecia correspondencia entre el jinete y el evangelio de la gracia, porque está íntimamente relacionado con los siguientes jinetes que están vinculados con juicio y muerte. El color blanco es símbolo de una paz fingida, de modo que la posición más concordante con la Escritura es que se esté refiriendo a un falso Cristo o un falso Mesías. El Señor vinculó el tiempo del comienzo de la tribulación con la presencia engañosa de falsos cristos (Mt.24:5) El tiempo del primer sello, marca el inicio del tiemplo de la tribulación y concuerda con el comienzo de la última semana de Daniel, que se iniciará con la firma de un pacto entre el Anticristo y el Israel apóstata (Dn.9:27)  A este tiempo primero de la tribulación llamó Cristo “principio de dolores” (Mt.24:8) El jinete del primer sello tiene aspecto de santidad y pureza, lo que le permitirá engañas a muchos. No debe olvidarse que Satanás mismo para llevar a cabo su engaño se viste como “ángel de luz” (Cor.11:14) Esta presencia del jinete y del caballo confundirá y engañará a muchos con su apariencia. Lo primero que destaca en la indumentaria del que monta el caballo blanco es el arco que portaba. Se trata de un arco de gran tamaño, forma propia para uno de combate, sin embargo, aunque llevaba arco no aparece por ningún lado referencia a la aljaba en donde se alojaban las flechas, de modo que se trata de un arco sin flechas. Quiere decir que las conquistas de este jinete no serán por fuerza, sino por inteligencia. Es una victoria que obtiene seguramente anunciando una paz que no podrá dar. El apóstol Pablo hizo alusión a esta situación cuando escribe: “cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina” (1Ts.5:3)

La profecía del Antiguo Testamento habla de una paz ficticia, anunciada por falsos profetas que curan con liviandad la herida espiritual del pueblo de Dios anunciando que habría paz cuando no era cierto (Jer.6:14; 8:11; Ezq.13:10) De esa misma manera en el futuro, representado por la figura del jinete con arco sin flechas, se prometerá paz al mundo, alcanzando con ello a muchos incrédulos que entenderán que la paz se puede alcanzar al margen de Dios, olvidando que Él advierte que no hay paz para el impío (Is.48:22; 57:21) El mundo no puede conocer la paz sino en Cristo y por medio de Él (Jn.14:27) Otro aspecto interesante de la visión de Juan es el jinete sobre el caballo blanco es poseedor de una corana. La misma palabra traducida como corana apareció antes (4:4) Se trata de una laureada que adornaba la cabeza del vencedor en los juegos olímpicos y del guerrero victorioso la corona propia del triunfador. Es indudable que el jinete sobre el caballo blanco tiene facultades y poder para ejercer gobierno y autoridad sobre genes y naciones. El propósito de su aparición esta expresad que “salió venciendo, y para vencer”. El jinete entra en la historia con el propósito de vencer y poner en práctica su plan. El primer caballo coincide plenamente con el sermón profético de Cristo y alcanza su plena identidad con la persona del Anticristo, que aparecerá en la historia humana con un programa de paz y seguridad y que alcanzará grandes logros que le llevará al ejercicio de autoridad suprema en el mundo sobre las naciones de la tierra. Su diadema de victoria le será entregada por Satanás, que lo proyectará al gobierno mundial en base a la autoridad que tiene sobre los reinos del mundo y su gloria (Lc.4:6) El propósito satánico es sentar en el trono de Dios a un hombre haciéndolo adorar como si fuese Dios (2Ts.2:8)

 

 

 

 

 

 

 

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