LIBROS APÓCRIFOS
Una aclaración que conlleva confusión, si admitimos tales libros, los cuales no llevan el ´sello´ de la inspiración divina. Sin entrar en preámbulos iré directamente a las razones que nos llevan a rechazar tales libros: (Este escrito ha sido recopilado de “Los libros apócrifos y la Biblia”. Por Jesús Nava. “CATOLICISMO Y BIBLIA”. Año 1976 (Págs. 108 al 111)
1º El Apóstol Pablo, en Romanos 3:2, enseña que a los judíos
“les ha sido confiada la Palabra de Dios”. A ellos les correspondió velar por
la integridad de la Revelación del Viejo Testamento. Y los judíos nunca
aceptaron como inspirados los libros incorporados en Trento. En el Talmud no
existe rastro de ellos y en un Sínodo los rabinos los desecharon del Canon.
2º Para los judíos el Canon estaba “cerrado” y “completo”
desde el final de la era profética, que había concluido hacia el 400 A.C. con
Malaquías. Los escritos posteriores a este profeta nunca fueron considerados
canónicos.
3º Jesús y los apóstoles jamás aceptaron la inspiración de
los Apócrifos. Prueba de ello es que aun cuando la versión de los Setenta (que
contenía los Apócrifos) era la de uso corriente entre los judíos de aquel
tiempo y en el Nuevo Testamento se hacen casi unas trescientas citas del
Antiguo, ni una sola está tomada de los Apócrifos.
(La versión griega de los Setenta fue realizada a instancias
del Rey Ptolomeo Filadelfo II de Egipto por setenta sabios judíos, para formar
en Alejandría una biblioteca que abarcase todo el saber del mundo antiguo. Como
interesaba TODA la literatura hebrea, los Apócrifos se agruparon con el Canon.
Se hizo por razones de CULTURA, no de INSPIRACIÓN)
4º El importante testimonio escrito de judíos contemporáneos
de Jesús y los Apóstoles. Filón Josefo de Alejandría (13 A.C. -54 D.C.) y
Flavio Josefo, historiador (37-100), diferenciaron entre los libros canónicos y
los Apócrifos, desechando estos.
5º El testimonio claro de la Iglesia de Cristo primitiva. Ningún catálogo o lista de los libros inspirados, perteneciente a los tres primeros siglos de cristianismo, incluye los Apócrifos. El catálogo de Melitón (hacia el año 170) es el más antiguo y no los contiene. Lo mismo sucede con las listas de Orígenes, Rufino, Cirilo de Jerusalén, Atanasio y otros.
6º Un argumento usado por la Iglesia Católica que se vuelve
contra ella. El Concilio de Trento declaró la Vulgata “auténtica” e “inmune” de
todo error, y el Vaticano II vino a ratificarlo con estas palabras: “Por ello
la Iglesia, ya desde sus principios, tomó como suya la antiquísima versión
griega del Antiguo Testamento, llamada de los Setenta, y conserva siempre con
honor otras traducciones orientales y latinas sobre todo la que llaman Vulgata”
(CONSTITUCIÓN DOGMATICA, 6:22). Sin embargo, no se ha tenido en cuenta que San
Jerónimo (siglo IV), autor de la Vulgata, tuvo el excelente cuidado de indicar
en el prefacio de los Apócrifos que no estaban en el Canon judío y por tanto no
debían ser usados “para establecer cualquier doctrina”. En las copias de la
Vulgata se suprimieron estas notas y surgió el error dogmatizado en Trento.
7º Las abundantes discrepancias de loas Apócrifos con la
Palabra de Dios. La superstición, el engaña, las fábulas, las leyendas, son
condenadas por las Escrituras y en ello abundan los Apócrifos. Además, en
Tobías 4:10; 12:9 y Eclesiástico 3:33 se enseña que la limosna limpia de los
pecados y eso es anti-bíblico, de la misma manera que las oraciones y
sacrificios en favor de los muertos tal como aparece en 2ª de Macabeos 12:37-46;
se exalta el suicidio considerándole cosa “valerosa” y “viril”.
Los Apócrifos no son, pues inspirados “porque ninguna mentira
procede de la verdad” (1ª de Juan 2:21)
8º Un rasgo exclusivo de las Escrituras delata ´la no inspiración
de los Apócrifos. Se trata de la construcción numérica, de la Biblia´. El
erudito en lenguas orientales Karl ha escrito: “En todo el mundo no se
encuentra una pieza literaria que contenga tan sorprendentes rasgos numéricos.
Los libros Apócrifos no presentan señales de esta construcción numérica” (José
Flores en “¿QUÉ ES LA BIBLIA?” (Págs.85, 59)
9º Mediante un análisis interno y objetivo los Apócrifos se
descalifican a sí mismos dando el nutrido número de errores históricos,
geográficos, narrativos, y la abundancia de supercherías y leyendas que
relatan.
10º La Iglesia de Roma no tiene poder alguno para decidir los
libros que deben formar parte del Canon veterotestamentario. Esta labor la
encomendó el Señor a los judíos, como ya vimos (Romanos 2:3). Por otra parte,
la historia nos hace desconfiar profundamente de la postura adoptada en Trento.
Adoptada, además, casi dos mil años después de CERRADO el Canon. El mismo
Concilio lo tardío de la canonización de los Apócrifos, al llamarles
“deuterocanónicos” (POSTERIORES al Canon)
11º La superioridad de la Palabra de Dios sobre los escritos
Apócrifos es definitiva. “¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? Dice Jehová.
¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la
piedra?” (Jeremías 23:28-29). Las Sagradas Escrituras demuestran su
superioridad sobre toda otra literatura en que hacen al hombre sabio para la
salvación en Cristo y perfecto para toda buena obra (1ª de Timoteo 3:14)
Lector amigo, lee la Biblia y obedécela. Edificará tu vida
sobre la roca firme (Mt.7:24-29)
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