CUATRO TROMPETAS
Por León Morris
Ap.8:1-12
La primera trompeta (8:6 y 7)
La visión introducida por la apertura del séptimo sello fue
la de los siete ángeles que estaban en pie ante Dios (8:1) A estos ángeles les
son dadas siete trompetas. Las trompetas aparecen relacionadas con el fin de
los tiempos en los escritos apocalípticos (cf.Mt.24:31; 1Cor.15:52; 1Ts.4:16) Los
juicios de las trompetas no conciernen a la Iglesia como tal. Son los juicios
de Dios sobre el mundo. Una considerable parte del Apocalipsis está dedicada a
esta clase de sucesos. La maldad humana no pasa inadvertida en el cielo. Dios
tiene su manera propia y su tiempo propio para ocuparse de ella. Juan usa en
esta sección bastantes recursos de la literatura apocalíptica para destacar que
Dios realmente tiene el control y que él hace lo que desea. Además, debemos tener
en cuenta que mientras los sellos llaman nuestra atención al juicio como algo
que sigue inevitablemente al pecado humano, las trompetas atraen nuestra
atención sobre la actividad divina. Dios actúa contra el pecado. Debemos tener
en cuenta que éstos no son los juicios finales. En cada caso solamente un
tercio es afectado, lo cual sirve de advertencia. Ciertamente el sonido de la
trompeta es para hacer un llamado de atención (Ezq.33:3)
La primera trompeta fue la señal para una amplia destrucción
efectuada mediante granizo y fuego, este último lógicamente entendido como
algún fenómeno eléctrico tal como el relámpago o la centella (cf.Éx.9:24).
Mezclados con sangre puede estar indicando el color (Jl.2:30 o puede dar a
entender la clase de destrucción cumplida por los rayos. Algunos opinan que
esto puede aludir a una lluvia rojiza. Juan habla de una vasta destrucción de
árboles y hierba. La tercera parte significa una considerable porción, pero no
la mayor. La totalidad de la tierra no es destruida, pero ello es suficiente
para hacer una seria advertencia. A través de todo este pasaje Juan se ocupa de
plagas que afectan a un tercio. El significado que él quiere darle aquí es que
toda la hierba de una tercera parte de la tierra resultó quemada. Lo significativo
es que Dios envía sus plagas sobre los malvados. Esto es cierto a través d
ellos tiempos y así continuará siendo hasta el fin.
La segunda trompeta (8:8 y 9)
En respuesta a la trompeta del segundo ángel se produce algo
que no se describe con exactitud. No es una montaña ardiendo sino algo
semejante. La primera tuvo relación con la tierra, mientras que ésta más bien
se ocupa del mar, la tercera parte del cual se convirtió en sangre. Esto puede
ser una alusión a Éxodo 7:20. En realidad las plagas de Egipto son rememoradas
en esta sección del libro con varias expresiones. Quizás también se quiera
hacernos recordar las palabras del salmista: “Por tanto, no temeremos, aunque
la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar”
(Sal.46:2) El derrumbe de las montañas ciertamente causa terror de los juicios
divinos destinados a los impíos. No importa qué es lo que haya sucedido en las
aguas, lo cierto es que una tercera parte de la vida marina fue aniquilada. No
se trata de una vasta contaminación de las aguas ya que también una tercera
parte de los navíos fue destruida. Juan no está describiendo acontecimientos
naturales sino una intervención divina.
La tercera trompeta (8:10 y 11)
De las aguas marinas la atención cambia ahora hacia las aguas
terrestres. La tercera trompeta hizo caer del cielo una gran estrella semejante
a una antorcha ardiendo. Nuevamente una tercera parte es afectada, esta vez un
tercio de los ríos y de las fuentes de aguas. El nombre de la estrella es
ajenjo, una sustancia muy amarga. Una tercera parte de las aguas se convirtió
en ajenjo con el resultado de que muchos hombres murieron. El ajenjo, tal como
lo conocemos, no es venenoso. Juan puede haber estado pensado en alguna otra
sustancia en cierta manera semejante al ajenjo. Hay quienes opinan que el
escritor presenta lo amargo cono si esto en sí mismo sugiriera veneno.
La cuarta trompeta (8:12)
El resonar de la cuarta trompeta fue seguido de efectos en
las luminarias celestiales (cf. La novena plaga del Egipto que tuvo relación
con las tinieblas) El sol, la luna y las estrellas resultaron afectados al ser
herida una tercera parte de las mismas. La proposición se mantiene, aunque no
es fácil decir qué fue exactamente lo que sucedió. La primera parte el
versículo paree indicar que un tercio del sol, de la luna y de las estrellas
quedó inutilizado y, de esta manera, la luz quedo reducida a una tercera parte.
La última porción del versículo paree sugerir que durante una tercera parte del
tiempo no hubo luz alguna ni de día ni de noche. Sin embargo, quizá Juan no
esté muy preocupado por mantener la coherencia de su descripción. Lo que si
está destacando vigorosamente es que una tercera parte de toda la luz había
desapareció. Tenemos que insistir en que nunca deben preocuparnos las dificultades
en armonizar los detalles en este libro. Juan está pintando cuadros simbólicos
y no escribiendo prosa científica.
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