TERCER SELLO
Dr. Samuel Pérez Millos
Ap.6:5-6
“Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que
decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro, y el que lo montaba
tenía una balanza en la mano” (v.5)
En este caso el color del caballo que Juan vio era negro. El
color negro es señal de luto, miseria, hambre y escasez. Para enfatizar el
simbolismo, el apóstol descubrió que en la mano del jinete que montaba el
caballo negro, había una balanza. En el griego literalmente significa: yugo,
palabra que se usa par referirse al yugo de esclavitud (Hch.15:10; Gál.5:1). Indudablemente
el control de la balanza y, por tanto, de todo cuanto se colocaba en ella,
estaba en el jinete. La idea que se expresa aquí es la de escasez de alimentos
que se produce por la acción de quien puede controlarlos y distribuirlos,
porque tiene en sus manos la balanza para distribuirlos por peso. La visión
presenta un juicio en el que el hambre será el elemento que afecte a los
moradores de la tierra. En esto coincide también con el desarrollo del sermón
profético de Cristo Jesús, que anunció que “habrá hambre” (Mt.24:7)
“Y oí una voz de em medio de los cuatro seres vivientes, que
decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un
denario: pero no dañes el aceite ni el vino” (v.6)
Un periodo de hambre que asolará el mundo en el juicio de
Dios sobre los moradores de la tierra por su pecado, es el contenido del
mensaje que Juan oyó. La libra era una antigua medida para que equivalía a un
litro, La libra planificada era el alimento que necesitaba una persona al día.
Un denario era el salario que percibía un trabajador cada jornada de trabajo
(Mt.20:2), por tanto, se pone de manifiesto una situación en la que los
ingresos no alcanzaban para el sostenimiento de una familia. Podría alcanzarse
algo más para la alimentación familiar si en lugar de utilizar trigo se usaba
cebada; alimento propio de los animales que
solían consumir también quienes eran muy pobres.
Se necesitaba mayor cantidad de cebada que de trigo para
alimentar convenientemente a una persona, de modo que, aunque la cantidad que
podía comprarse por el mismo dinero era mayor en cebada que en trigo, al
necesitarse mayor cantidad de la primera para una buena alimentación, resultaba
en lo mismo, no era suficiente lo que se ganaba para lo que se necesitaba. La
indicación figurativa de la visión de Juan da a entender un tiempo en que la
carestía de los elementos básicos, los productos de primera necesidad, generará
una gran aflicción en el mundo. En contraste con la escasez y carestía de los
productos de primera necesidad, habrá abundancia de aceite y vino. La
prohibición al jinete que representa el hambre, preserva toda acción conta dos
productos. El vino y el aceite son complementos alimenticios, pero no pueden
sustituir a los alimentos de primera necesidad como el pan. La carestía que les
impedirá comprar lo que es básico, les permitirá adquirir lo que es secundario
o complementario.
Una persona que está hambrienta pide pan, pero no busca vino
o aceite, y lo más trágico es que no tendrá recursos suficientes para comprar
lo que les es imprescindible. Aunque es cierto que el vino fino y el aceite
refinado es propio de personas pudientes, no cabe duda que la Biblia presenta
los tres elementos, pan, aceite y vino como expresión general de la
alimentación del hombre, haciendo ello referencia a las necesidades habituales
de la vida (Dt.7:13;11:14; 28:51; 2Crón.32:28; Neh.5:11; Os.2:8, 22; JL.2:19;
Hag.1:11) Estos tres alimentos representan las comidas corrientes en las
tierras bíblicas. Esenciales para la vida y no tanto como manifestación de
opulencia.
Es necesario entender que la hambruna a que se refiere la
visión de Juan no debe confundirse con las muchas manifestaciones de hambre que
se producen continuamente en la tierra. La panorámica profética está dada para
enseñarnos que, en el futuro, cuando Dios intervenga en la historia de la
humanidad con juicio, una de las aflicciones se producirá por la falta de
alimentos básicos en el mundo. No debe especularse en cómo se producirá esto.
Cualquier propuesta en este sentido es mera especulación. Baste con saber que
el hambre será un elemento que Dios usará para juzgar a los hombres.
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