LIBRO DE JOB (Cap.42)
Juan Bta. García Serna
Al fin llegamos al último capítulo del
libro de Job, y en él hallamos edificante enseñanza de aplicación. Job, hace
una confesión ante Dios, el Señor: “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay
pensamiento que se esconda de ti” (v.2) En el pensamiento y corazón de Job
estaba arraigada su fe en la personalidad de Dios de que Él “todo lo puede”, y
que ningún “pensamiento” ante Dios, el Señor, puede “esconderse”. Jesús al ser
Dios, también conocía el pensamiento del corazón: “Y conociendo Jesús los
pensamientos de ello, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?”
(Mt.9:4) Y el salmista expresó: “Jehová conoce que son vanidad, los
pensamientos de los hombres” (Sal.94:11) David, rey, y profeta, así se expresó
ante el soberano Dios: “Has entendido desde lejos mis pensamientos” (Sal.139:2)
Si uno tiene esta fe, como la tuvo Job, la
tal cambiará el concepto que tengamos de Dios. Y en consecuencia también lo
hará nuestro comportamiento. En esta confesión de Job observamos qué en Dios,
el Señor, se da la omnipotencia y omnisciencia, dos atributos inherentes en el
seno divino de Dios. Si uno lee la Biblia con atención encontrará en tantos
textos bíblicos esta solemne afirmación. Y ello, debería ayudarnos a
experimentar el absoluto control de Dios. Y nuestra oración a Dios debería ser:
¡Señor, ayúdanos a que veamos con los ´ojos´ de credibilidad que tú eres
omnisciente y también omnipotente para resolver cualquier ´batalla´ que afecta
a nuestra situación, sea cualquiera que sea nuestro conflicto interior, o
exterior! Al igual que el patriarca Job, digámosle a Dios: “yo hablaba lo que
no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía” (v.3)
¡Cuántas veces nuestra actitud ante Dios es similar o igual a la que la tuvo el
patriarca Job! ¿Qué es lo que conocemos de Dios?
Y
en especial ¿Cuál es nuestra experiencia con Dios? ¡Un conocimiento no es
suficiente, se quiere la experimentación! Job, expresa su sinceridad con Dios, el Señor: “De oídas te había oído, más
ahora mis ojos te ven” (v.5) Una actitud que hizo que Job procediese al
arrepentimiento con todo su corazón: “Por tanto me aborrezco, y me arrepiento”
(v.6)
A esto, en términos bíblicos, llamaríamos
´conversión´. Uno observa, que muchos que se dicen creyentes, realmente no lo
son, sino oidores de una u otra religión, los cuales no han pasado por el
´nuevo´ nacimiento´ espiritual, que es lo que recalca y enfatiza la enseñanza
de la palabra de Dios: Así se lo dijo Jesús al religioso Nicodemo: “De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios” (Jn.3:33) Al igual que Job, cuando uno escucha a Dios, el
Señor, no tiene otra experiencia, sino el arrepentimiento ante Dios. ¡Hay tal
desconocimiento de las Sagradas Escrituras que la persona tiene un
´conformismo´ con algún tipo de religión, sin pensar que la tal no podrá, sólo
intelectualmente, llevar a la auténtica salvación prometida por Dios, el Señor!
“Y aconteció que después que habló Jehová
estas palabras a Job, la irá de Dios se encendió contra sus tres compañeros,
porque no habían hablado lo recto ante el conflicto del siervo de Dios (v.7) Y
Dios pide de ellos arrepentimiento, y así la intercesión que Job haría por
ellos sería respondida por Jehová, el Señor (v.8) Así los amigos de Job
hicieron lo que Dios les mandó, y Jehová, el Señor, aceptó la
oración de Job” (v.9) ¡Cuán importante es la intercesión, sin tener
en cuenta las injustas acusaciones que sus ´amigos¨ hicieron contra el
sufriente Job! ¿No fue así como nos enseñó Jesús, el Señor:
“Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian” (Lc.6:28)
¡Esto hizo el patriarca Job! Y todo cristiano sincero, de igual manera, hará lo
que hizo el patriarca siervo de Dios.
Cuanto amor y misericordia tiene dios con nosotros el ve los corazones,nuestros sufrimientos,luchas y siempre responde aún corazón contricto y humillado.
ResponderEliminarAlgún día se que veré como el nos ve a mi prójimo y a mi mismo.
A dios padre,hijo y espíritu santo sea toda la gloria por siempre amen