SERVICIO A LOS DEMÁS.

Juan Bta. García Serna

1ª Ped.4:7 al 11

“El fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sensatos y velad en oración” (v.7)

La mención de que “el fin de todas las cosas se acerca”, es una advertencia al retorno de Cristo Jesús que puede ocurrir en cualquier momento; por ello, se nos dice: “sed, pues, sensatos y velad en oración” (v.7) Se dice que el vocablo "está cercano", "viene pronto" significa que, cuando llegue el momento los sucesos ocurrieran sucederán consecutivamente. Y hay que tener en cuenta que el tiempo de Dios es un presente continuo, y no es igual para nosotros.  ¿Qué dice el apóstol Pedro? “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. En ese día los cielos desaparecerán en medio de un gran estruendo, los elementos del mundo arderán y serán reducidos a cenizas, y la tierra, junto con todo lo que hay en ella, será quemada”. ¡Un panorama desolador! “Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas, conviene que nuestra manera de vivir sea santa y piadosa” (2Ped.3:10 y 11) ¿Será posible vivir una vida de santificación sin ningún tipo de vigilancia y sin una práctica de vida de oración? Hay una parte en la que Dios se encarga de ayudarnos, pero requiere voluntad disponible por parte del cristiano; ¿hay esta disposición en ti y en mí?

“Y, ante todo, tened entre vosotros ferviente amor, porque el amor cubrirá multitud de pecados” (v.8)

Un texto de interés aplicativo, dicho por el sabio Salomón es que: “El odio despierta rencillas, pero el amor cubre todas las faltas” (Prov.10:12) Hay, por supuesto, una actitud exhortativa, es lo que hizo el apóstol Pablo a los cristianos tesalonicenses: “También sabéis cómo os hemos exhortado y consolado a cada uno de vosotros, tal como lo hace el padre con sus hijos” (1Ts.2:11) Si hay necesidad de amonestar, entonces hemos de tener en cuenta la enseñanza apostólica: “Pero no lo tengáis como enemigo, sino amonestadlo como a hermano” (2Ts.3:15) “Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre” (Gál.6:1) Cuando esto no se hace así, entonces no ganamos al hermano, sino que apartamos aún mas de la  verdad de su equivocado comportamiento. ¡Uno tampoco es tan fuerte como para no incurrir en el pecado sea este cual sea, por ello, hemos de ayudar con tacto y sincero amor. 

“Practicar con amor la hospitalidad los unos con los otros sin murmuraciones” (v.9)

La hospitalidad era un factor muy importante en los días en que los ministros eran itinerantes y no había edificios eclesiásticos, En un contexto de ayuda, aunque no se refiere a hospitalidad, tenemos el texto de la enseñanza de Jesús:  “Porque tuve hambre y de disteis de comer; tuve sed y me distéis de beber; fui forastero y me recogisteis” (Mt.25:35) ¡Cuántos necesitan la ayuda de otros! “Ayudad a los hermanos necesitados y practicad la hospitalidad” (Ro.12:13) “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Heb.13:2) ¡Así fue en el Antiguo Testamento, en el caso de Abraham y Lot!  (Gé.18: 2; 19:3 y 4) La hospitalidad es una práctica de comunión tan necesaria en las iglesias, en las que podemos conocer mejor la situación de los hermanos/as. Un saludo dominical no es suficiente, hay necesidad de reuniones donde se habla y se comparte las enseñanzas de las Escrituras, y también el quedar juntos en el local para comer y dialogar es una buena práctica cristiana, que hizo la iglesia apostólica (Hch.2:46). La exhortación apostólica a los cristianos fue: "servíos por amor los unos a los otros" (Gál.5:13)

“Cada uno según el don que ha recibido, ponedlo al servicio de los demás entre vosotros mismos, como buenos administradores de la variada gracia de Dios” (v.10)

Cada creyente tiene un don o dones que Dios le ha dado, y ellos son para ponerlos al servicio de Dios. ¿Qué dice el apóstol Pablo al hablar de los dones espirituales? “Y hay diversidad de actividades, pero es el mismo Dios, el que hace todo en todos. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para ser útil” (1Cor.12:6 y 7) Hay que tener en cuenta que se trata de: a) “dones espirituales” b) que: “hay diversidad de ministerios” c) y que: “todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, que reparte a cada uno en particular como él quiere”. Uno debería saber cuál es el don o los dones recibidos por Dios, y no trata de que uno se sienta bien en una u otra actividad, sino que los demás creyentes también observen, y den su aprobación a la actividad del don que tal hermano/a están desarrollando. En las congregaciones pequeñas se pueden ejercer los dones. Y si hay algún hermano/a que con vocación y dones del Señor quiere servir dentro y fuera de la iglesia, apoyémosle con nuestras ofrendas para tenga su tiempo dedicado al servicio de Dios. 

“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra ministre conforme a las fuerzas que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén” (v.11)

Hay tres cosas en este texto bíblico: a) “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios”, o sea, aténgase de manera exclusiva al texto sagrado de la Biblia. Hacer una buena interpretación de las Sagradas Escrituras requiere estudio bíblico, profundizar en las enseñanzas de la palabra de Dios. ¿Por qué razón? Porque sólo la Biblia es inspirada (´guiada´) por Dios, y nos da toda la enseñanza que necesitamos para vivir la vida espiritual conforme el Señor quiere. “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, perfectamente instruido para toda buena obra” (2Tm.3:16 y 17) b) “Si alguno ministra, ministre conforme a las fuerzas que Dios da”, o sea, una dependencia absoluta de Dios, y no conforme a la capacidad humana:  “Y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría humana, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios” (1Cor.2:4 y 5) c) “para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén”. ¿Quién debe llevarse la gloria cuando hacemos algo para Dios? “Porque: ¿Quién te hace superior? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y, si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no te lo hubieran dado?” (1Cor.4:7) Una de las cosas que daña mucho a las iglesias, y en definitiva a la Obra de Dios, es la falta de ese poder espiritual en los mensajes, y también en el testimonio personal. ¡Dependamos, de manera exclusiva, del poder de Dios! 

 

 

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