LIBRO DE JOB (Cap.31)
Juan Bta. García Serna
Loables son las palabras de Job, quien
eludía una mirada que conllevase a su mente la tentación: “Hice pacto con mis
ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen? Porque: ¿Qué galardón me
daría de arriba Dios, y qué heredad el Omnipotente desde las alturas?” (vs.1 y
2) Jesús, en cuanto a esta cuestión enseñó: “Pero yo os digo que cualquiera que
mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mt.5:28)
Creo que, unos de los pecados que con más frecuencia se comente es la sexual
atracción, sea en la mente, y también en la ilícita relación. Hoy, en nuestro
contexto social, se eluden este prejuicio de moralidad. ¿A dónde conducirá esta
conducta inmoral? A muchos males que consecuencias traerán. Job se plantea:
“¿No hay quebrantamiento para el impío, y extrañamiento para los que hacen
iniquidad?” (v.3) Según este texto leído, parce que el impío no ve su estado de
ser pecador. En cambio, Job señala que sus pasos y caminos son vistos por Dios
(v.4) Hay dos actitudes de comportamiento diferentes: los que no se “quebrantan,
aunque observen su iniquidad”, y aquellos que en su vida espiritual ven la mano
de Dios. ¿Y tú en qué lado estas?
Job cambia de tema, ahora se dirige a lo
que podría ser su ambición: “Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi
confianza eres tú; si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, y de que
mi mano hallase mucho” (vs.24 y 25), esta mirada materialista “habría negado al
soberano Dios” (v.28) Un afán materialista desgrada a Dios, La enseñanza de
Jesús fue: “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de
comer o qué habéis de beber” (Mt.6:25) Jesús dijo: “Así que, no afanéis por el
día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su
propio mal” (Mt.6:34) Job piensa que aun a su enemigo con misericordia y amor
debe tratar: “Si me alegré en el quebrantamiento del que me aborrecía, y me
regocijé cuando le halló el mal” (v.29) ¡Huye de algún tipo de resentimiento al
que mal te causó! Una vida consagrada a Dios no permitirá sucumbir ante tal
tentación; ¡ámale y ten en cuenta que tú cuando eras enemigo de Dios, Él te
amó!
Job rechaza el encubrimiento de la maldad:
“Si encubrí como hombre mis transgresiones, escondiendo en mi seno mi
iniquidad, porque tuve temor de la gran multitud, y el menosprecio de las
familias me atemorizó y callé, he aquí mi confianza es que el Omnipotente
testificará por mí” (vs.33, 35) ¿Y cuál fue la actitud de del rey y profeta
David? “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis
transgresiones a Jehová; y tú perdonaste mi maldad” (Sal.32:5) ¿Y que expresó
el sabio y rey Salomón? “El que encubre sus pecados no prosperará; más el que
los confiesa y se aparta misericordia alcanzará” (Prov.28:13) ¡Si misericordia
y perdón de Dios quieres alcanzar, entonces confiesa al Señor tus pecados, y
perón Él obtendrás!: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1Jn.1:9) El pecado
carcome nuestra vida espiritual, y no solamente no será posible tener comunión
con Dios, sino tampoco con los demás, lo cuales verán en nosotros que poca o
ninguna credibilidad, y por ello, dejarán en nosotros confiar. ¡Confiésale a
Dios tus pecados, y si al prójimo has dañado, díselo con corazón contrito y
humillado! ¿No es esta la senda que Dios ha marcado?
Bonitas reflexiones
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