LIBRO DE JOB (Cap.26)
Juan Bta. García Serna
Job proclama la soberanía de Dios, y sus
sabias cuestiones nos invitan a la reflexión, pues dice el patriarca Job que,
al que no tiene ´poder´ el Señor le ayudó, y al que carece de ´fuerza´ obtuvo ´amparo´
de Dios (v.2) Si la persona busca su fuerza y poder en su auto control,
entonces se hallará decepcionado, ya que tantas cosas en la vida están fuera de
su control, y algunos saben esto, y otros creen que la mente humana es
suficiente para resolver toda cuestión, y que no necesita a Dios. ¡Qué infantil
es tal opinión, ya que el ser humano es falible y no infalible, ya que así fue
creado por Dios! La ´ciencia´, y la ´inteligencia´ emanan en exclusiva del
soberano Dios (v.3) Y otras frases de interés de Job: “¿Y de quién es el
espíritu que de ti procede?” (v.4) Aún, “las sombras tiemblan, y los mares, y
cuanto en ellos mora” (v.5) “El extiende el norte sobre vacío, y cuelga la
tierra sobre nada” (v.7) Antes que el hombre esto descubriera Job ya lo anticipaba,
en aquel tiempo tan remoto hubo de Dios esta revelación tan exacta. “Las
aguas”, por su poder, “en sus nubes son atadas”, y las tales “no se rompen”, ya
que por el Señor son controladas (v.8) Dios “puso límite a la superficie de las
aguas” (v.10) ¿Hay alguien que pueda limitar la superficie de las aguas?
“Las columnas del cielo tiemblan, y ante
su reprensión se espantan” (v.11) “Él agita el mar con su poder, y con su
entendimiento hiere su arrogancia” (v.12) “He aquí, estas cosas son sólo los
bordes de sus caminos”, de majestuosidad gloriosa. “Pero el trueno de su poder.
¿Quién lo puede comprender?” (v.14) Una vez que uno piensa en esta porción,
llega a la conclusión: ¿Qué es el hombre en comparación con la soberanía del
Señor? Lleguemos a la conclusión que el patriarca Job llego: “El hombre es un
gusano, y el hijo hombre gusano es también” (Job.25:6) En un salmo profético,
el cual hace referencia al humano Jesús, quién en su humillación expresó: “Más
yo soy gusano y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo”
(Sal.22:6) ¡Así Cristo Jesús se consideró! Y si tú así no te consideras ante el
soberano Dios, será que todavía la luz del evangelio en tu alma no caló, ni
resplandeció, ya que si Jesús siendo Dios, y en su condición de hombre se
humilló: ¿Qué haremos con este ejemplo que él nos ejemplarizó?
¡Déjate alumbrar por Él! Atiende lo que
dijo Jesús, el Señor: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz” (Jn.8:12), no obstante, el problema del
hombre es no aceptar esa luz que alumbra en la densa oscuridad interior en la
que el ser humano sumergido está. y que no le deja ver la verdad de la palabra
de Dios, que en la Biblia revelada está; ¿y cuál será la razón de no aceptar la
revelación de Dios? Es porque el hombre por naturaleza es pecador, y no quiere
venir a la luz porque en el pecado se esclavizó, y por ello la luz de Dios
rechazó (Jn.3:20) Y aunque Dios es Soberano, también al hombre responsabilidad
le dio, ¡aceptar o rechazar entra dentro del plan divino de Dios! Cada
cristiano tenemos un gran privilegio en depositar la fe en la soberanía de
Dios, ello es una fortaleza espiritual al saber que nada sucede sin un absoluto
control de parte de Dios. ¡Esto constituye una gran bendición!
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