EL ESPÍRITU SANTO (Parte 3ª)

Juan Bta. García Serna

EN LA PROFECÍA.

¿Qué dice el apóstol Pedro al respecto? “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados (en griego, ´movidos´) por el Espíritu Santo” (2Ped.1:21, por ello, no cabe ningún tipo de error. Los profetas fueron conducidos  a decir lo que dijeron, guiados por Dios en sus profecías: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas” (Heb:1:1) Y continúa:, “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo· (Heb.1:2) Y así continúa la inspiración divina que abarca a toda la Escritura: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente para toda buena obra” (2Tm.3:16), por ello, las Sagradas Escrituras son todo lo que uno necesita en lo que se refiere a  la fe y conducta.

En aquel tiempo de la antigüedad había otros ´supuestos´ profetas, a los cuales Dios no había enviado. ¿Qué dice Dios de los tales? “Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envíe, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón so profetizan” (Jer.14:14)  Dios indica la manera de saber si un profeta es falso: “Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?, si el profeta hablaré en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él” (Dt.18:21 y 22) Cuando Dios habla por medio de sus siervos los profetas, la tal profecía tiene su exacto cumplimiento. Leamos un ejemplo: “Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel” (Is.7:14) Y he aquí el cumplimiento profético: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel” (Mt.1:22 y 23) “Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre é, como está escrito. Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él” (Jn.12:14 al 16 comp.Zac.9:9) Jesús, “a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la profecía del profeta Isaías, que dijo: Señor ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?” (Jn.12:37 y 38, comparando Isaías 53:1)

Jesús dijo que en los últimos tiempos habrá falsos profetas: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañaran a muchos” (Mt.24:11) Así que, en tolos los tiempos se han levando falsos profetas, y la única manera de saber quiénes son será a través del conocimiento de las Sagradas Escrituras. Si ignoramos la palabra de Dios, entonces será fácil ser arrastrados por el engaño de tales personas, que hablarán por si mismos, y no conforme a la Biblia. ¿Cuál fue el consejo del apóstol Pablo al joven Timoteo? “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la apalabra de verdad” o sea, las Sagradas Escrituras (2Tm.2:15)

EN EL NACIMIENTO DE JESÚS.

Léase con atención el relato del evangelio según Lucas 1:26 al 35, en el cual se habla de la intervención del Espíritu Santo en el nacimiento de Jesús, en su persona como ser humano. Algo increíble que Dios operó por medio del Espíritu Santo, sin ninguna intervención de engendramiento humano, como son todos los demás nacimientos normales. Algunos pensarán que esto es imposible, como también toda la narración bíblica. ¡Ojalá grandes multitudes creyesen en las enseñadas inspiradas, y por lo tanto, infalibles de la palabra de Dios, y entonces con los ´ojos de la fe´, verían la veracidad de las Escrituras! Pero, como dijo Jesús: "Todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas" (Jn.3:20) ¡Jesús lo dejó muy claro!