LA BENIGNIDAD.
Juan Bta. García Serna
¿QUÉ ES LA BENIGNIDAD?
“Afable, benévolo, figura de templado,
apacible” (Diccionario de la Lengua Española) En el Antiguo Testamento aparece
dos veces la palabra benignidad: “Y tú benignidad me ha engrandecido” (2Sam.22:36;
Sal.18:35) En el margen de la Reina Valera en inglés se traduce
“condescendencia”, que en forma más exacta da el sentido, en el que Dios es
condescendiente: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la
eternidad, y cuyo nombre es el Santo. Yo habito en la altura y la santidad, y
con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los
humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Is.57:15) ¿Será
posible ser vivificados sin ese espíritu "benigno"?
Una palabra que en el Nuevo Testamento
refleja una buena parte del sentido de benignidad es: “tierno” y “amable”
(1Ts.2:7 y 2Tm.2:24). El adjetivo “benigno”, en el griego, se usa para
referirse a Dios: “¿0 menosprecias las riquezas de su benignidad?” (Ro.2:4;
Lc.6:35; 1Ped.2:3). Y la “benignidad” tiene una aplicación a la vida de un
cristiano sincero para con Dios: “Antes sed benignos unos con otros” (Ef.4:32).
“Benignidad se traduce por amabilidad. La “benignidad viene de una raíz que
significa ser útil y servicial”. ¿Hay en nosotros una vida útil y servicial?
Aunque la mayoría de las versiones
consultadas traducen en el texto bíblico “benignidad”, hay otras que traducen
“afabilidad” o “tolerancia”. El texto griego interlineal dice: “benignidad”.
Una lectura de la Biblia siempre requiere ser rigurosos en el texto sagrado, y,
además, una interpretación que corresponda al contexto bíblico en cuestión.
Interpretar el texto de la Sagrada Escritura sin el auxiliar del contexto sería
un pretexto. Algo que no debe permitirse ningún estudioso de la Biblia es no
usar bien las Escrituras. Pablo dijo al joven Timoteo: “Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, que
usa bien la palabra de verdad” (2Tm.2:15)
¿QUÉ APRENDEMOS DE ESTA VIRTUD?
En el aspecto teológico no será tan
difícil su comprensión, pero lo relevante es la praxis de esta virtud
bíblica. En primer lugar, si uno ha de tener “benignidad”, la
tal se origina en el Espíritu, tal como señala el texto sagrado: “pero el fruto
del Espíritu es benignidad”. En segundo lugar, está la libre
voluntad de adquirir esta virtud espiritual, ya que Dios a nadie fuerza., Él lo
deja a nuestra libre voluntad. En tercer lugar, Dios no
aceptará sucedáneos, o sea, aquello que parezca ser y no es “benignidad”.
¿¿Ignorará Dios que nos falta “benignidad”? En cuarto lugar, hay
una tendencia a un autoengaño: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan
solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Stg.1:22) La praxis es lo
que más cuesta en la vida de un cristiano, y para ello debemos de acudir, de
manera constante, a la única fuente de donde fluye el poder de Dios sobre
nuestra flaqueza, en ésta y en otras virtudes cristianas.
En quinto lugar, Un ritualismo religioso
no es sinónimo de ser “benigno”, y de esto está bastante ejemplarizado en el
comportamiento religioso de los judíos neotestamentarios, y que Jesús fue muy
crítico con ellos al decirles: “Este pueblo de labios me honra, Más su corazón
está lejos de mí” (Mr.7:6) En sexto lugar, la “benignidad” de Dios
nos guía al arrepentimiento” (Ro.2:4). En séptimo lugar, la
“benignidad”, al igual que cualquiera otra virtud de vida espiritual nos lleva
a tener una quietud interior, en razón de tener una conciencia de ética y moralidad
ante Dios, así el apóstol Pablo lo expreso: “yo con toda buena conciencia he
vivido delante de Dios” (Hch.23:1) ¡Un ejemplo paulino a imitar!
REFLEXION POÉTICA
Benignidad una virtud que, en razón
adámica, con la caída se deterioró, pero que como “fruto del Espíritu” está a
nuestra disposición, siempre que como cristianos la busquemos en el Señor, y no
en una capacidad humana que la tal caracteriza nuestra condición de seres
humanos sin autocontrol. Ser benignos será una terapia que conlleva sosiego
en lo recóndito de nuestro corazón, algo tan necesario en un contexto social
agitado en un mar de confusión: ético, moral y carente de vida espiritual, la
tal es producida por una acérrima e indiscutible incredulidad que afecta a toda
nuestra personalidad.
¡Cuánto bien haría la “benignidad” frente
aquellos que niegan, en la práctica, su existencia real, porque observan su
inexistencia en los cristianos que dicen serlo de verdad, pero que en los
hechos niegan que en sus vidas haya esta virtud de benignidad, ya que solemos
actuar igual que los demás! Existe una tendencia devastadora que sólo el ´ciego
no verá´, y la tal es que tanto el gnosticismo y ateísmo quieren imponer su
voluntad ante un cristiano falto de credibilidad. ¡Si el cristiano dice que lo
es, entonces, esta virtud no debe faltar, pues, es la manera de agradar a Dios,
y dar convicción a los demás!
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