LA PAZ SEGÚN LA BIBLIA.

Juan Bautista García

Un cristiano, sea cual sea su circunstancia, tanto en el ámbito personal, como en lo socio político, u otro ambiente, puede acogerse a la enseñanza bíblica, y entonces, disfrutar de una paz que Dios produce en su corazón. En estos días de pandemia que, sin lugar a dudas, Dios permite para avisarnos de que la vida está pendiente en un hilo, y lo falible que es el ser humano, y creo que también para dar oportunidad a que la gente se arrepienta de sus pecados y busque el perdón de Dios. “Pero no hay paz para los malvados /dice Yavé” (Is.48:22). Y en cambio: “Tú (Dios) guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento, en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Is.26:3) Existe una paz artificiosa, de autoengaño, pero la paz verdadera sólo emana de Dios, “Jehová, tú nos darás paz” (Is.26:12), y es en Él donde uno debe buscarla, y no en cualquier otro lugar, y la encontrará si lee con atención la enseñanza de la palabra de Dios.

Filipenses 4:7

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Un texto sagrado con mucho calado espiritual. Un fin que me motiva a una escueta explicación, pero sustanciosa para los hambrientos, ´no de pan´, como dijo Jesús, “sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt.4:4). Hago una división en tres apartados teniendo en cuenta la enseñanza de este texto bíblico.

1º. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”.

¿Alguien puede entrar en una comprensión inteligente respecto a la paz de Dios, es decir, la que reside en su propia personalidad de divinidad? El texto lo deja claro: “sobrepasa todo entendimiento”, o sea, es infinita. Sin embargo, es una paz que uno puede experimentar como don gratuito de Dios, y contrastarla con la que procede del mundo; así lo dijo Jesús: “La paz os dejo, mi paz os doy: yo no os la doy como el mundo la da” (Jn.14:27) ¿Cuál de ellas preferimos, la de Jesús o la del mundo? Uno tiene que plantearse si quiere o no esta paz de Dios. Tal paz de Dios es un resultado de una fe salvífica obtenida en Jesucristo: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Ro.5:1)

2º. “Guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos”.

La manera en la que uno piensa le guiará en una dirección u otra, y caracterizará su persona como tal: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Prob.23:7) ¿Hacía dónde debería estar enfocado nuestro pensamiento?: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil.4:8). Hay, sin lugar a dudas, una gran batalla en nuestro intelecto, que el mismo apóstol Pablo experimento: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Ro.7:19)

3º. “En Cristo Jesús”.

La clave está anclada en esta frase, ya que sólo “en Cristo Jesús”, Dios, “guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos”, y siendo así, y no de otra manera, obtenemos: “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento”, o sea, está fuera del intelecto humano. Una verdad incuestionable para el cristiano que no ignora las Sagradas Escrituras. Queda claro que la paz no está acondicionada a las circunstancias, sino que trasciende a ellas, por ello, en cualquier conflicto de la índole que sea, hay paz “en Cristo Jesús”. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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