MASCULINO Y FEMENINO (Dr. en Psiquiatría)

 

Dr. José Manuel González Campa


CAPÍTULO 1

“LO MASCULINO Y LO

FEMENINO COMO EXPRESIÓN DE

LA IMAGO DEI”

El papel de la mujer en la Biblia (“La Palabra” de Dios para los

cristianos) es un asunto controvertido que ha creado muchos

problemas, injusticias y malos entendidos dentro y fuera del mundo

cristiano, conduciendo a veces al concepto de un Dios machista, o

relegando a la mujer a una determinada función dentro de las

iglesias.

No pretendo con este libro establecer ningún dogma. Ya hace

veinticinco años que he abordado este asunto, y aunque los

fundamentos teológicos son los mismos que entonces, el paso del

tiempo y la experiencia me lleva a decir algunas cosas que entonces

no había desarrollado aún o no las veía con la nitidez con que las miro

ahora. Y hago esta aclaración, porque creo que la falta de sinceridad

es uno de los motivos por los que surgen problemas en las iglesias.

Muchos “líderes” no son capaces de reconocer que se pueden

modificar posturas o actitudes según el conocimiento que Dios nos va

dando a lo largo de nuestra vida. Y si cuando es así uno no rectifica o

corrige, no sólo se traiciona a sí mismo, sino también al pueblo de Dios

al que pretender servir. 

He tratado de estudiar las Escrituras (la Biblia) con la mayor

honestidad posible con el objetivo de que después el que tenga

interés pueda realizar sus propios estudios y sacar sus conclusiones.

No pretendo enseñar una doctrina que haya que seguir y convertirla

en dogma. Hay que analizar si dentro de lo que llamamos ortodoxia

se puede crecer y evolucionar, o hay que estar estáticos y sujetos a

un pasado que pudo ser muy positivo en un momento dado, y que hoy

puede estar desenfocado a la luz de la propia palabra de Dios. 

Este primer capítulo lleva por título “Lo masculino y lo femenino

como expresión de la Imago Dei”. En los tres primeros capítulos del primer libro de la Biblia, Génesis, está recogido todo el contenido que

se desarrolla después en la Escritura, siendo casi imposible encontrar

un tema que no tenga referencia en los tres primeros capítulos de este

libro. 

Nos vamos a detener en Gn 1: 26-31 y Gn 2: 13-24

El tema de este libro, en realidad, nos conducirá a saber cómo

debe funcionar una iglesia local y cómo se deben y por quiénes,

ejercer los ministerios y los servicios. La pregunta principal es: ¿qué

papel debe ocupar la mujer en ese funcionamiento? 

Lo primero es plantearnos qué se quiere decir cuando afirmamos

que “el hombre ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios”; ¿o en

realidad, lo que realmente se quiere expresar es que el ser humano

ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios? Esto es lo que queremos

decir cuando hablamos de forma genérica, sin embargo, cuando

trasladamos esto a la vida de una iglesia formada por hombres y

mujeres, ese “hombre” hecho a imagen de Dios puede ser otra cosa.

Parece que hacemos un reduccionismo sobre la palabra hombre

aplicándolo exclusivamente al varón, y provocando disarmonía en el

funcionamiento de la iglesia. Es fundamental entender que la mujer

es, a imagen y semejanza de Dios, y aunque parece evidente, en la

práctica no lo es. Incluso algunas personas utilizan argumentaciones,

citando literalmente algunos textos de la Biblia para afirmar que el

varón sí es hecho a imagen y semejanza de Dios, pero la mujer no. 

Si tomamos algunos textos del apóstol Pablo, lo primero que

tenemos que plantearnos es si Pablo dice lo que nosotros decimos que

dice. ¿Un hombre con el conocimiento sobre las escrituras como Pablo

podía no saber que la mujer estaba hecha a imagen y semejanza de

Dios?

Si nos fijamos en el título de este capítulo, vemos que en lugar de

hombre y mujer hablo de lo masculino y lo femenino, porque me

parecen términos más exactos cuando hablamos de la expresión de la

imagen de Dios. Si logramos entenderlo así, nos será más sencillo no

caer en contradicciones después. 

Breve reseña histórica

Graciano, en su Decreto del siglo XII, que fue una fuente jurídica

muy importante del Derecho Canónico, citando a San Agustín y San

Ambrosio decía que la “mujer no ha sido hecha a imagen y semejanza

de Dios”, pero hoy todavía se sigue afirmando. 

Uno de los argumentos para fundamentar la sumisión histórica

de la mujer al varón es que ha sido creada de una costilla de Adán. Si

vamos a los textos bíblicos, podemos encontrarlo, pero sí vamos al

hebreo original, no aparecerá la palabra costilla por ningún sitio. La

traducción de la Biblia de los Setenta al griego traduce por el término

pleura, y se refiere a costado de Adán, y con este término se abarca:

nervios, piel, arterias, venas, huesos, todo un sistema del que se

formó la mujer ¿Y qué significa esto? Desde el punto de vista científico

significa que esa parte del cuerpo del hombre corresponde a las tres

hojas blastodérmicas, en términos médicos, que constituyen un

embrión antes de desarrollarse y convertirse en un ser humano. Se

nos está hablando de una realidad muy profunda, ya que de esa

realidad se desarrolla cualquier ser humano. Así que no escoge esa

parte por azar. Y comparemos esto que dice en Génesis con el Salmo

139, en donde se viene a decir lo mismo, que la “varona”, en términos

bíblicos, fue hecha de las tres hojas blastodérmicas que forman un

embrión. 

En este punto, me gustaría hacer una aclaración respecto a las

interpretaciones. Podemos estar haciendo una exégesis (análisis)

correcta de los términos bíblicos, pero eso no asegura que entonces

la interpretación que hagamos a continuación sea válida. Hay personas

que todavía no han entendido esto. La interpretación de los términos

depende de más cosas, además de una exégesis correcta. 

Vamos a continuar con las notas históricas y otros autores como

San Agustín, que respecto a la mujer afirmaba: “pertenece al orden

natural esta superioridad del hombre sobre la mujer. Es cuestión de

justicia que la razón más débil se someta a la razón más fuerte”.

«Hay también un orden natural en los seres humanos, de modo

que las mujeres sirvan a sus maridos y los hijos a sus padres. Porque

también en esto hay una justificación, que consiste en que la razón más

débil sirva a la más fuerte”.

Pero para decir esto, hay que demostrarlo. Según el Código

Canónico del año 1917, actualizado por Pío XII en 1950, la condición

de la mujer no era la misma que la del varón, aunque Juan Pablo II en

el Código de 1983 realizó cambios importantes. Pero siguen existiendo

diferencias de índole eclesiástica fundamentales. ¿Y de dónde

procede toda esta argumentación? Pues en teoría, de un análisis de la

Escritura y del Nuevo Testamento. 

Veamos que Santo Tomás de Aquino repitiendo a Aristóteles,

decía que “la mujer necesita al varón no solo para engendrar, hoy

en día eso ya no se podría mantener como hacen los animales, sino

también para gobernar, ya que el varón es más perfecto debido a su

razón y más fuerte debido a su valor”. 

Todas estas cosas pueden parecer cosas del pasado, pero hay

autores contemporáneos que beben de estas fuentes y aún no se han

aclarado en esta realidad y realizan algunas afirmaciones como que

“la mujer es espiritualmente superior al hombre, pero

intelectualmente inferior”.

Es importante por lo tanto saber si la mujer es imagen de Dios o

no lo es. Y es importante conocer las argumentaciones actuales, y

hago referencia al  por el peso que representa dentro del cristianismo

nominal y su influencia en otras denominaciones. 

Para los cristianos debería estar claro que el sacerdocio es

universal, y aunque reconozcamos por lo tanto que ese sacerdocio es

para todos los creyentes, ¿de qué le sirve a una mujer ser sacerdote

sino puede practicar el sacerdocio? Hay iglesias donde se dice que el

sacerdocio solo lo puede ejercer un varón y se argumenta así porque

Jesús era varón, pero en Jesús como en cualquier varón, no sólo había

una parte masculina. También se ponen como ejemplo los doce

apóstoles, que eran varones, pero una mala exegesis no justifica una

buena hermenéutica.

Y volviendo a la pregunta del principio, ¿en qué sentido es el

hombre (ser humano) imagen de Dios y cómo se expresa esa imagen

de Dios en el mundo? ¿La manera de expresarse Dios en el mundo es

sólo masculina o es también femenina? Y para esclarecer esto

debemos volver a los dos primeros capítulos de Génesis, donde

encontramos dos relatos de la creación, que, aunque para algunos

autores son contradictorios, para mí no solo no son contradictorios,

sino que son complementarios y aclaratorios. Se trata del relato

Elhoista (Cap1), y el relato Yahvista (Cap2). El primero de ellos se

llama así porque comienza diciendo “Dios en el principio” y la

palabra Dios es la palabra Elhoin, que se emplea para hablar de Dios

en un sentido muy completo, Dios como esa totalidad que no sabemos

muy bien qué abarca. El capítulo 2 se conoce con el nombre de

Yahvista porque se habla de Jehová Elhoin, que si vamos al hebreo

original sería el término Yahvé, de ahí el nombre de relato Yahvista. 

Relato Yahvista: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré

ayuda idónea para él” 

Aunque no podemos ahora realizar pormenorizadamente un

análisis de lo que significa “ayuda idónea para él”, sí quiero aclarar

que no tiene nada que ver con una especie de apoyo o bastón que Dios

da al varón para que se apoye en él. Es complejo de traducir, pero

podríamos traducirlo como “le haré al hombre un enfrente”. Es

importante darse cuenta de cómo cambia el sentido y lo que ello

conlleva. Y también veremos cómo los judíos interpretaron esto. Lo

del “enfrente” significa el otro, es decir, que lo que Dios dice es que

va a hacer al varón ese “otro” con el que pueda establecerse la

comunicación y el diálogo. La Biblia nos enseña que el varón es el

“enfrente” de la mujer y la mujer el “enfrente” del varón. El hecho de

que esto se verifique en dos momentos diferentes del tiempo no anula

el proceso primario gestado en el propio pensamiento e interioridad

de Dios. Cuando Dios dice “hagamos al hombre” está pensando

desde su propia interioridad, recordemos que Elhoim es uno en el que

hay varios, pero no empecemos a pensar en la Trinidad en el sentido

escolástico y tradicional. Ese uno en el que hay varios, hace al hombre

a imagen y semejanza de Él, de Elhoim. Y es importante entender que

estos dos relatos que hemos visto en el capítulo 1 y 2 de Génesis, es

un pensamiento de Dios que luego verifica en el tiempo en momentos

diferentes, pero eso no significa una superioridad de nadie sobre

nadie, ni ninguna sumisión. Una vez que Dios crea al hombre -y

cuando habla, que es cuando es más imagen de Dios que nunca,

porque como nos dice Génesis, Dios es el Verbo, la Palabra- el hombre

dice respecto de la mujer: “Esto es ahora hueso de mis huesos y carne

de mi carne y está será llamada varona porque del varón fue tomada”.

Es el mismo término que en el hebreo expresa el masculino y

femenino de la misma realidad, es el término Isa para varón e Isa para

varona. Es importante señalar que en este momento el hombre es

creado a imagen y semejanza de Dios, antes de que llegue la

desestructuración por la entrada del pecado. Antes de ese momento

se llaman varón y varona y forman parte de la misma realidad. ¿Y cuál

es su nombre? Muchos dirán que Adán y Eva, pero si leemos con

atención veremos que eso no es así. En este momento sólo hay un

nombre para los dos, que son una sola persona. Esta interpretación no

la hago yo, sino que la propia Escritura la realiza capítulos más

adelante. En Génesis 5:1

“Este es el libro de las generaciones de Adán, el día en que creó

(se emplea el término vara que significa creara algo por primera vez,

nuevo y maravilloso) Dios al hombre, a imagen de Dios lo creó, varón

y hembra los creó y los bendijo y llamó el nombre de ellos Adán, un

solo nombre, el día que fueron creados”.

Como vemos en estos textos, antes de llamarse Adán y Eva, se

llamaron Adán. Pero ¿qué significa cuando Dios dice “hagamos al

hombre a nuestra imagen y semejanza”? A mi entender, hay que partir

del concepto del nombre Elhoin Dios, es decir, uno en el que hay

varios, es decir, una persona colectiva, y cuando Dios crea a su imagen

y semejanza, tiene que crear a semejanza de uno en el que hay varios,

y por eso crea al ser humano como varón y varona y les pone un solo

nombre, Adán, y en este sentido creo que Dios está creando a la

humanidad. Y esto no solo lo interpreta Génesis 5, también el libro de

Eclesiastés, escrito por el rey Salomón, una de las personas más sabias

y llenas de inspiración divina. En el capítulo 7:29 dice: “He aquí

solamente esto he hallado, que Dios hizo al hombre recto, pero ellos

buscaron muchas perversiones”. Vemos como pasamos del singular

al plural. Eran ellos, porque en principio eran dos y tenían un solo

nombre y de no haber entrado el pecado, en mi opinión, hubiesen

tenido ese único nombre, que significa tomado de la tierra, una

persona colectiva, la humanidad, uno en el que hay varios, como Dios

era en el principio. 

Si volvemos al relato Yahvista de Génesis, ya vimos que Adán

está formado por un varón y por una varona, por un masculino y un

femenino de la misma realidad que constituye el hombre, a imagen y

semejanza de Dios. Y es necesario desarrollar un poco más esto,

porque hay personas que siguen creyendo que solo el varón fue hecho

a imagen y semejanza de Dios y en cierta manera justifican las

diferencias entre el varón y la varona. Pero siguiendo el relato

Yahvista, lo que realmente podemos justificar más bien es todo lo

contrario, la igualdad, y continúa diciendo: “dejará el hombre a su

padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne”. Esta

última frase es un poco compleja, y en los textos más originales, dicen

los eruditos, no es que serán una sola carne porque después tendrán

un hijo (que no se puede dividir), si no que está haciendo referencia a

la palabra Basar que se emplea en griego y que significa “el yo en su

expresión corporal”, una sola persona, en este caso creada a imagen

y semejanza de Dios, varón y varona, por lo tanto, el varón es, a imagen

y semejanza de Dios y la varona también. Así que en el relato Yahvista

no podemos encontrar argumentos que sirvan de justificación para

que la mujer no pueda hacer determinadas cosas. Y al relato Elhoista

no se recurre porque ahí es más evidente en el capítulo 1 que el

hombre creado a imagen y semejanza de Dios es varón y hembra. En

el capítulo 2 se dice lo mismo que en el capítulo 1 solo que se

desarrolla en el tiempo los momentos de la creación del hombre. El

relato Elhoista dice: 

“Hagamos al hombre (Lutero traducía por hagamos a los

hombres) a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza y señoreen

en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda

la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Creo Dios al

hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los

creó”

La palabra imagen es un término hebreo que tiene unos

significados muy comprometidos en nuestra relación con Dios, ya que

se puede traducir por copia, pero también por sombra, de manera que

el hombre que fue creado a imagen y semejanza de Dios sería como

la sombra de Dios en el mundo, y la sombra de una persona, es lo que

se proyecta y tiene que ver mucho con nosotros. Si nosotros no

existimos, la sombra tampoco. Existe también la traducción de los

Setenta al griego, que lo traducen por representación, retrato, y casi

podríamos hablar de duplicado exacto, que se aplica solo para Cristo

en el Nuevo Testamento. 

Con este relato, como vemos, queda aún más claro que tanto el

hombre como la mujer son creados a imagen y semejanza de Dios. Y

es muy importante tener estos fundamentos teológicos claros para

poder entender el resto de las cosas que se desarrollan después. Y

veremos cómo luego esta interpretación es confirmada por Jesús. Y

hay quien defiende que el apóstol Pablo no lo ve así o no lo interpreta

así. En un tiempo yo también llegué a pensar eso, pero ahora creo que

hemos sido nosotros los que hemos hecho decir a Pablo lo que jamás

él nunca dijo. Por lo tanto, en el Nuevo Testamento estos argumentos

no se derrumban y siguen siendo columnas fundamentales de la

interpretación y el desarrollo doctrinal. 

En el relato Yahvista, el varón y la hembra son a imagen de Dios

y ambos reciben algo muy importante, el mismo poder. Es cierto que

esto ocurre antes de que entrase el pecado en el mundo, y alguien

puede pensar que entonces estas circunstancias cambiaron. Pero yo

me pregunto: ¿cambió el pensamiento de Dios para el devenir de los

seres humanos o fueron las circunstancias del mundo las que

cambiaron con la entrada del pecado? ¿no es eso consecuencia de

algo que no expresa la voluntad de Dios para la realización de los

seres humanos? ¿estamos convirtiendo las consecuencias del pecado

en una ley o incluso en un derecho natural, para hablar de las

desigualdades de los seres humanos? ¿Es eso lo que enseña el

cristianismo, lo que enseña Jesús, o más bien es lo contrario? En el

versículo 28, dice: “Y les bendijo y les dijo, fructificad y multiplicaos,

llenad la tierra y sojuzgarla…”

Está claro que en este momento el poder y el señorío no se le da

al varón, sino a ambos. Cuando decimos que el hombre fue puesto

como cabeza de la creación de Dios, ¿pensamos en el ser humano o

en el varón? 

A ese hombre, varón y hembra, que fue hecho a imagen y

semejanza de Dios, es decir, su sombra o representación, que, dicho

de otra manera, tiene una analogía con Dios, a ese hombre llamado

Adán, se le entregó un poder. A ese varón y hembra se les entrega el

mismo poder en igualdad de condiciones antes de que entrase el

pecado. Es cierto que la entrada del pecado en el mundo trajo muchas

consecuencias, pero nosotros como cristianos no podemos justificar

las diferencias que introdujo el pecado para que en esa confrontación

dialéctica por el poder, el varón pretenda tener una hegemonía que

en la voluntad de Dios no se refleja. Así como que no se refleja que

una parte de los seres humanos se enseñoree de la otra parte. Más

adelante veremos cómo esto se ha producido en la historia y por qué,

y si ésta es la voluntad de Dios y podemos a la luz del evangelio y de

Jesucristo defender posturas de esta clase. 

Otro concepto que solemos reducir es el de Dios. Cuando

hablamos de Dios solemos pensar solo en el Padre, como si fuese la

totalidad de Dios como Elhoim, excluyendo otra visión de lo que es

Dios. Cuando se ha hablado de una posible dimensión maternal de

Dios, se ha provocado mucho escándalo y no debería ser. Lo primero

que enseña la escritura es que Dios no es un hombre, no es un

antropos. Y el que se hable de Dios como padre, con una dimensión

paternal, no excluye que la Escritura nos enseñe que tenga una

dimensión maternal, aunque no la hayamos querido ver o nos haya

pasado desapercibida por haber sido educados en una cultura

paternalista o machista, y claro, al leer la Biblia también lo hacemos

desde ese contexto o formación. 

Pero la Biblia está llena de imágenes que hablan de hombres con

dimensiones maternales y también de Dios. Y digo esto porque si lo

masculino es expresión de Dios y lo femenino, como hemos visto,

también, y si Dios tiene esa dimensión como padre, ¿por qué no la va

a tener como madre?

En el Salmo 139:13, dice: 

“Porque tú formaste mis entrañas, tú me hiciste en el vientre de

mi madre, te alabaré porque formidables, maravillosas son tus obras.

Estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien, no fue encubierto de ti

mi cuerpo, bien que en oculto fui formado y entretejido en lo más

profundo de la tierra”

Aquí no se está hablando del vientre de la madre de la que nació

quien escribió el salmo, sino del nacimiento genérico del hombre. Y

cuando se habla de embrión se emplea el mismo término que en

Génesis cuando habla de la costilla, como vimos anteriormente. En el

libro de Job, en el capítulo 10, a partir del versículo 3 dice: 

“Tus manos me hicieron y me formaron ¿y luego te vuelves y me

deshaces? Acuérdate que como a barro me diste forma, ¿y en polvo

me has de volver?” 

Y como Job se lamenta y se va a los orígenes del nacimiento del

hombre: 

“¿No me vaciaste como leche?” El sentido de vaciarse como leche

no lo comprendo, pero si vamos al original, literalmente dice ¿”no me

vertiste como leche?” y es una figura en el hebreo muy comprometida

respecto a engendrar a un ser humano, se está llegando a algo muy

profundo y continúa: “¿Y cómo queso me cuajaste?” Y es una figura de

lo que se llama en medicina la morula o la parte primaria del embrión

cuando se forma, la unión del óvulo con el esperma como algo que

cuaja y forma una especie de bolita, que es el sentido de lo que ocurre

realmente en el ser humano y sigue Job: 

“Me vestiste de piel y carne y me tejiste con huesos y nervios”.

Es obvio que está hablando del desarrollo del embrión. 

Y continúa: “Vida y misericordia me concediste y tu cuidado

guardo mi espíritu. Estas cosas tienes guardadas en tu corazón, yo sé

que están cerca de ti”

Creo que Job está hablando en estos versículos como si Dios

fuese la madre que lo concibe, y simplemente esto expresa una

dimensión maternal de Dios. También hay dimensiones paternales de

Dios en cuanto a la creación de un ser embrionario en la Biblia, pero

también maternales, y hay que tenerlo en cuenta. En la creación de

los seres humanos y en el Nuevo Testamento, también aparece esa

dimensión maternal de la creación, incluso en la propia persona del

Señor Jesús. En Colosenses 1:15-16: 

“Él es la imagen del Dios invisible (aquí la palabra imagen sí es

la exacta representación de Dios y el duplicado perfecto), el

primogénito de toda la creación, porque en Él fueron creadas todas

las cosas, las que hay en los cielos como las que hay en la tierra,

visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean principados,

sean potestades, todo fue creado por medio de Él y para Él”. 

Todos entendemos que todo fue creado para Él perfectamente,

que todo fue creado por medio de Él, pero todo fue creado en Él, por

lo tanto, es una imagen maternal a la luz de lo que enseña la Biblia y

de las cosas en la propia persona de Cristo. 

Y a continuación nos preguntamos: este dominio o poder que

Dios da al varón y la varona, ¿qué clase de poder es, qué alcance tiene

y cuáles son sus límites? Parece bastante claro que este dominio es

algo a devenir, algo a realizarse en el tiempo. Y vamos a verlo en el

Salmo 3, que lo interpreta y también en la epístola a los Hebreos. 

“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas

que tú formaste, ¿qué es el hombre para que tengas de él memoria y

el hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco menor que

los ángeles, lo coronaste de gloria y de honra, le hiciste señorear

sobre las obras de tus manos, todo lo pusiste debajo de sus pies,

ovejas y bueyes y así mismo las bestias del campo

Esta es la interpretación de este pasaje sobre el hombre por

excelencia que es Cristo. Pero vemos que todavía no está todo sujeto,

por lo que hay un devenir en esa voluntad de Dios y en esa sujeción

que se tiene que cumplir en el tiempo. 

Por otro lado, si nos detenemos en esta frase: “¿Qué es el hombre

para que tengas de él memoria?” según los eruditos es bastante

complicada, y habría que traducir de la siguiente manera: “¿qué es el

débil hombre para que tengas de él memoria?”. Se emplea una

palabra que significa, débil, caduco, mortal. Tengamos en cuenta que

cuando Dior crea al hombre, varón y varona, no eran débiles, sino que

la debilidad vino por la “caída”. Por lo tanto, cuando el salmista

escribe, contempla al hombre, masculino y femenino, después de la

“caída”, con ese dominio. Por lo tanto, después de la caída sigue

conservándose esa visión de Dios de que el hombre señoree la tierra,

y sigue siendo el concepto de hombre en su expresión

masculina/femenina. Este aspecto se puede trasladar de una manera

paradigmática prototípica a la persona de Cristo, que luego se

interpreta en el libro de Hebreos. 

Recapitulando lo dicho hasta ahora, me gustaría añadir la visión

del teólogo Karl Bhart sobre los textos de Génesis 1:27: “Y creó Dios

al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra los

creó”. Este hombre venía a decir que en estos textos él veía a la

humanidad creada a la imagen de Dios como bisexual, y eso es, como

hemos visto, lo que dice la Escritura. Lo que es la imagen de Dios en

el mundo, el varón y la varona, constituyen al hombre. El hombre tiene

una dimensión bisexual, que es la proyección de Dios en el mundo.

Por lo tanto, los argumentos que se basen en que solo el varón es la

imagen de Dios carecen de consistencia. Y respecto al Nuevo

Testamento, o hay contradicciones, o errores introducidos, o hay

copistas que alteraron algunos textos, o el sentido que le da el autor

no es el que interpretamos nosotros. Y lo digo porque está claro que

los argumentos teológicos básicos son los que hemos visto en Génesis,

y por eso el título de este capítulo es “Lo masculino y lo femenino

como expresión de la Imago Dei”. Y si eso lo tenemos claro, entonces

se podrán analizar las cosas que vienen después. ¿Qué pasó con ese

hombre creado a imagen y semejanza de Dios? ¿Cómo se

desestructuró después y en qué medida eso cambió la relación

hombre/mujer? ¿Ha habido después una reestructuración de esa

desestructuración? ¿Cuándo se ha producido? ¿Es sólo para vivir más

allá de esta vida o también tiene sentido para la vida que vivimos

ahora?

 

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