MASCULINO Y FEMENINO (Dr. en Psiquiatría)
Dr. José Manuel González Campa
CAPÍTULO 1
“LO
MASCULINO Y LO
FEMENINO
COMO EXPRESIÓN DE
LA IMAGO
DEI”
El papel de la mujer en la Biblia (“La Palabra” de Dios para
los
cristianos) es un asunto controvertido que ha creado muchos
problemas, injusticias y malos entendidos dentro y fuera del
mundo
cristiano, conduciendo a veces al concepto de un Dios
machista, o
relegando a la mujer a una determinada función dentro de las
iglesias.
No pretendo con este libro establecer ningún dogma. Ya hace
veinticinco años que he abordado este asunto, y aunque los
fundamentos teológicos son los mismos que entonces, el paso
del
tiempo y la experiencia me lleva a decir algunas cosas que
entonces
no había desarrollado aún o no las veía con la nitidez con
que las miro
ahora. Y hago esta aclaración, porque creo que la falta de
sinceridad
es uno de los motivos por los que surgen problemas en las
iglesias.
Muchos “líderes” no son capaces de reconocer que se pueden
modificar posturas o actitudes según el conocimiento que Dios
nos va
dando a lo largo de nuestra vida. Y si cuando es así uno no
rectifica o
corrige, no sólo se traiciona a sí mismo, sino también al
pueblo de Dios
al que pretender servir.
He tratado de estudiar las Escrituras (la Biblia) con la
mayor
honestidad posible con el objetivo de que después el que
tenga
interés pueda realizar sus propios estudios y sacar sus
conclusiones.
No pretendo enseñar una doctrina que haya que seguir y
convertirla
en dogma. Hay que analizar si dentro de lo que llamamos
ortodoxia
se puede crecer y evolucionar, o hay que estar estáticos y
sujetos a
un pasado que pudo ser muy positivo en un momento dado, y que
hoy
puede estar desenfocado a la luz de la propia palabra de
Dios.
Este primer capítulo lleva por título “Lo masculino y lo
femenino
como expresión de la Imago Dei”. En los tres primeros
capítulos del primer libro de la Biblia, Génesis, está recogido todo el
contenido que
se desarrolla después en la Escritura, siendo casi imposible
encontrar
un tema que no tenga referencia en los tres primeros
capítulos de este
libro.
Nos vamos a detener en Gn 1: 26-31 y Gn 2: 13-24
El tema de este libro, en realidad, nos conducirá a saber
cómo
debe funcionar una iglesia local y cómo se deben y por
quiénes,
ejercer los ministerios y los servicios. La pregunta
principal es: ¿qué
papel debe ocupar la mujer en ese funcionamiento?
Lo primero es plantearnos qué se quiere decir cuando
afirmamos
que “el hombre ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios”;
¿o en
realidad, lo que realmente se quiere expresar es que el ser
humano
ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios? Esto es lo que
queremos
decir cuando hablamos de forma genérica, sin embargo, cuando
trasladamos esto a la vida de una iglesia formada por hombres
y
mujeres, ese “hombre” hecho a imagen de Dios puede ser otra
cosa.
Parece que hacemos un reduccionismo sobre la palabra hombre
aplicándolo exclusivamente al varón, y provocando disarmonía
en el
funcionamiento de la iglesia. Es fundamental entender que la
mujer
es, a imagen y semejanza de Dios, y aunque parece evidente,
en la
práctica no lo es. Incluso algunas personas utilizan
argumentaciones,
citando literalmente algunos textos de la Biblia para afirmar
que el
varón sí es hecho a imagen y semejanza de Dios, pero la mujer
no.
Si tomamos algunos textos del apóstol Pablo, lo primero que
tenemos que plantearnos es si Pablo dice lo que nosotros
decimos que
dice. ¿Un hombre con el conocimiento sobre las escrituras
como Pablo
podía no saber que la mujer estaba hecha a imagen y semejanza
de
Dios?
Si nos fijamos en el título de este capítulo, vemos que en
lugar de
hombre y mujer hablo de lo masculino y lo femenino, porque me
parecen términos más exactos cuando hablamos de la expresión
de la
imagen de Dios. Si logramos entenderlo así, nos será más
sencillo no
caer en contradicciones después.
Breve reseña histórica
Graciano, en su Decreto del siglo XII, que fue una fuente
jurídica
muy importante del Derecho Canónico, citando a San Agustín y
San
Ambrosio decía que la “mujer no ha sido hecha a imagen y
semejanza
de Dios”, pero hoy todavía se sigue afirmando.
Uno de los argumentos para fundamentar la sumisión histórica
de la mujer al varón es que ha sido creada de una costilla de
Adán. Si
vamos a los textos bíblicos, podemos encontrarlo, pero sí
vamos al
hebreo original, no aparecerá la palabra costilla por ningún
sitio. La
traducción de la Biblia de los Setenta al griego traduce por
el término
pleura, y se refiere a costado de Adán, y con este término se
abarca:
nervios, piel, arterias, venas, huesos, todo un sistema del
que se
formó la mujer ¿Y qué significa esto? Desde el punto de vista
científico
significa que esa parte del cuerpo del hombre corresponde a
las tres
hojas blastodérmicas, en términos médicos, que constituyen un
embrión antes de desarrollarse y convertirse en un ser
humano. Se
nos está hablando de una realidad muy profunda, ya que de esa
realidad se desarrolla cualquier ser humano. Así que no escoge
esa
parte por azar. Y comparemos esto que dice en Génesis con el
Salmo
139, en donde se viene a decir lo mismo, que la “varona”, en
términos
bíblicos, fue hecha de las tres hojas blastodérmicas que
forman un
embrión.
En este punto, me gustaría hacer una aclaración respecto a
las
interpretaciones. Podemos estar haciendo una exégesis (análisis)
correcta de los términos bíblicos, pero eso no asegura que
entonces
la interpretación que hagamos a continuación sea válida. Hay
personas
que todavía no han entendido esto. La interpretación de los
términos
depende de más cosas, además de una exégesis correcta.
Vamos a continuar con las notas históricas y otros autores
como
San Agustín, que respecto a la mujer afirmaba: “pertenece al
orden
natural esta superioridad del hombre sobre la mujer. Es
cuestión de
justicia que la razón más débil se someta a la razón más
fuerte”.
«Hay también un orden natural en los seres humanos, de modo
que las mujeres sirvan a sus maridos y los hijos a sus
padres. Porque
también en esto hay una justificación, que consiste en que la
razón más
débil sirva a la más fuerte”.
Pero para decir esto, hay que demostrarlo. Según el Código
Canónico del año 1917, actualizado por Pío XII en 1950, la
condición
de la mujer no era la misma que la del varón, aunque Juan
Pablo II en
el Código de 1983 realizó cambios importantes. Pero siguen
existiendo
diferencias de índole eclesiástica fundamentales. ¿Y de dónde
procede toda esta argumentación? Pues en teoría, de un
análisis de la
Escritura y del Nuevo Testamento.
Veamos que Santo Tomás de Aquino repitiendo a Aristóteles,
decía que “la mujer necesita al varón no solo para engendrar,
hoy
en día eso ya no se podría mantener como hacen los animales,
sino
también para gobernar, ya que el varón es más perfecto debido
a su
razón y más fuerte debido a su valor”.
Todas estas cosas pueden parecer cosas del pasado, pero hay
autores contemporáneos que beben de estas fuentes y aún no se
han
aclarado en esta realidad y realizan algunas afirmaciones
como que
“la mujer es espiritualmente superior al hombre, pero
intelectualmente inferior”.
Es importante por lo tanto saber si la mujer es imagen de
Dios o
no lo es. Y es importante conocer las argumentaciones actuales,
y
hago referencia al por
el peso que representa dentro del cristianismo
nominal y su influencia en otras denominaciones.
Para los cristianos debería estar claro que el sacerdocio es
universal, y aunque reconozcamos por lo tanto que ese
sacerdocio es
para todos los creyentes, ¿de qué le sirve a una mujer ser
sacerdote
sino puede practicar el sacerdocio? Hay iglesias donde se
dice que el
sacerdocio solo lo puede ejercer un varón y se argumenta así
porque
Jesús era varón, pero en Jesús como en cualquier varón, no
sólo había
una parte masculina. También se ponen como ejemplo los doce
apóstoles, que eran varones, pero una mala exegesis no
justifica una
buena hermenéutica.
Y volviendo a la pregunta del principio, ¿en qué sentido es
el
hombre (ser humano) imagen de Dios y cómo se expresa esa
imagen
de Dios en el mundo? ¿La manera de expresarse Dios en el
mundo es
sólo masculina o es también femenina? Y para esclarecer esto
debemos volver a los dos primeros capítulos de Génesis, donde
encontramos dos relatos de la creación, que, aunque para
algunos
autores son contradictorios, para mí no solo no son
contradictorios,
sino que son complementarios y aclaratorios. Se trata del
relato
Elhoista (Cap1), y el relato Yahvista (Cap2). El primero de
ellos se
llama así porque comienza diciendo “Dios en el principio” y
la
palabra Dios es la palabra Elhoin, que se emplea para hablar
de Dios
en un sentido muy completo, Dios como esa totalidad que no sabemos
muy bien qué abarca. El capítulo 2 se conoce con el nombre de
Yahvista porque se habla de Jehová Elhoin, que si vamos al
hebreo
original sería el término Yahvé, de ahí el nombre de relato
Yahvista.
Relato Yahvista: “No es bueno que el hombre esté solo, le
haré
ayuda idónea para él”
Aunque no podemos ahora realizar pormenorizadamente un
análisis de lo que significa “ayuda idónea para él”, sí
quiero aclarar
que no tiene nada que ver con una especie de apoyo o bastón
que Dios
da al varón para que se apoye en él. Es complejo de traducir,
pero
podríamos traducirlo como “le haré al hombre un enfrente”. Es
importante darse cuenta de cómo cambia el sentido y lo que
ello
conlleva. Y también veremos cómo los judíos interpretaron
esto. Lo
del “enfrente” significa el otro, es decir, que lo que Dios
dice es que
va a hacer al varón ese “otro” con el que pueda establecerse
la
comunicación y el diálogo. La Biblia nos enseña que el varón
es el
“enfrente” de la mujer y la mujer el “enfrente” del varón. El
hecho de
que esto se verifique en dos momentos diferentes del tiempo
no anula
el proceso primario gestado en el propio pensamiento e
interioridad
de Dios. Cuando Dios dice “hagamos al hombre” está pensando
desde su propia interioridad, recordemos que Elhoim es uno en
el que
hay varios, pero no empecemos a pensar en la Trinidad en el
sentido
escolástico y tradicional. Ese uno en el que hay varios, hace
al hombre
a imagen y semejanza de Él, de Elhoim. Y es importante
entender que
estos dos relatos que hemos visto en el capítulo 1 y 2 de
Génesis, es
un pensamiento de Dios que luego verifica en el tiempo en
momentos
diferentes, pero eso no significa una superioridad de nadie
sobre
nadie, ni ninguna sumisión. Una vez que Dios crea al hombre
-y
cuando habla, que es cuando es más imagen de Dios que nunca,
porque como nos dice Génesis, Dios es el Verbo, la Palabra-
el hombre
dice respecto de la mujer: “Esto es ahora hueso de mis huesos
y carne
de mi carne y está será llamada varona porque del varón fue
tomada”.
Es el mismo término que en el hebreo expresa el masculino y
femenino de la misma realidad, es el término Isa para varón e
Isa para
varona. Es importante señalar que en este momento el hombre
es
creado a imagen y semejanza de Dios, antes de que llegue la
desestructuración por la entrada del pecado. Antes de ese
momento
se llaman varón y varona y forman parte de la misma realidad.
¿Y cuál
es su nombre? Muchos dirán que Adán y Eva, pero si leemos con
atención veremos que eso no es así. En este momento sólo hay
un
nombre para los dos, que son una sola persona. Esta
interpretación no
la hago yo, sino que la propia Escritura la realiza capítulos
más
adelante. En Génesis 5:1
“Este es el libro de las generaciones de Adán, el día en que
creó
(se emplea el término vara que significa creara algo por
primera vez,
nuevo y maravilloso) Dios al hombre, a imagen de Dios lo
creó, varón
y hembra los creó y los bendijo y llamó el nombre de ellos
Adán, un
solo nombre, el día que fueron creados”.
Como vemos en estos textos, antes de llamarse Adán y Eva, se
llamaron Adán. Pero ¿qué significa cuando Dios dice “hagamos
al
hombre a nuestra imagen y semejanza”? A mi entender, hay que
partir
del concepto del nombre Elhoin Dios, es decir, uno en el que
hay
varios, es decir, una persona colectiva, y cuando Dios crea a
su imagen
y semejanza, tiene que crear a semejanza de uno en el que hay
varios,
y por eso crea al ser humano como varón y varona y les pone
un solo
nombre, Adán, y en este sentido creo que Dios está creando a
la
humanidad. Y esto no solo lo interpreta Génesis 5, también el
libro de
Eclesiastés, escrito por el rey Salomón, una de las personas
más sabias
y llenas de inspiración divina. En el capítulo 7:29 dice: “He
aquí
solamente esto he hallado, que Dios hizo al hombre recto,
pero ellos
buscaron muchas perversiones”. Vemos como pasamos del
singular
al plural. Eran ellos, porque en principio eran dos y tenían
un solo
nombre y de no haber entrado el pecado, en mi opinión, hubiesen
tenido ese único nombre, que significa tomado de la tierra,
una
persona colectiva, la humanidad, uno en el que hay varios,
como Dios
era en el principio.
Si volvemos al relato Yahvista de Génesis, ya vimos que Adán
está formado por un varón y por una varona, por un masculino
y un
femenino de la misma realidad que constituye el hombre, a
imagen y
semejanza de Dios. Y es necesario desarrollar un poco más
esto,
porque hay personas que siguen creyendo que solo el varón fue
hecho
a imagen y semejanza de Dios y en cierta manera justifican
las
diferencias entre el varón y la varona. Pero siguiendo el
relato
Yahvista, lo que realmente podemos justificar más bien es
todo lo
contrario, la igualdad, y continúa diciendo: “dejará el
hombre a su
padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola
carne”. Esta
última frase es un poco compleja, y en los textos más
originales, dicen
los eruditos, no es que serán una sola carne porque después
tendrán
un hijo (que no se puede dividir), si no que está haciendo
referencia a
la palabra Basar que se emplea en griego y que significa “el
yo en su
expresión corporal”, una sola persona, en este caso creada a
imagen
y semejanza de Dios, varón y varona, por lo tanto, el varón
es, a imagen
y semejanza de Dios y la varona también. Así que en el relato
Yahvista
no podemos encontrar argumentos que sirvan de justificación
para
que la mujer no pueda hacer determinadas cosas. Y al relato
Elhoista
no se recurre porque ahí es más evidente en el capítulo 1 que
el
hombre creado a imagen y semejanza de Dios es varón y hembra.
En
el capítulo 2 se dice lo mismo que en el capítulo 1 solo que
se
desarrolla en el tiempo los momentos de la creación del
hombre. El
relato Elhoista dice:
“Hagamos al hombre (Lutero traducía por hagamos a los
hombres) a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza y
señoreen
en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las
bestias, en toda
la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Creo Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y hembra
los
creó”
La palabra imagen es un término hebreo que tiene unos
significados muy comprometidos en nuestra relación con Dios,
ya que
se puede traducir por copia, pero también por sombra, de manera
que
el hombre que fue creado a imagen y semejanza de Dios sería
como
la sombra de Dios en el mundo, y la sombra de una persona, es
lo que
se proyecta y tiene que ver mucho con nosotros. Si nosotros
no
existimos, la sombra tampoco. Existe también la traducción de
los
Setenta al griego, que lo traducen por representación,
retrato, y casi
podríamos hablar de duplicado exacto, que se aplica solo para
Cristo
en el Nuevo Testamento.
Con este relato, como vemos, queda aún más claro que tanto el
hombre como la mujer son creados a imagen y semejanza de
Dios. Y
es muy importante tener estos fundamentos teológicos claros
para
poder entender el resto de las cosas que se desarrollan
después. Y
veremos cómo luego esta interpretación es confirmada por
Jesús. Y
hay quien defiende que el apóstol Pablo no lo ve así o no lo
interpreta
así. En un tiempo yo también llegué a pensar eso, pero ahora
creo que
hemos sido nosotros los que hemos hecho decir a Pablo lo que
jamás
él nunca dijo. Por lo tanto, en el Nuevo Testamento estos
argumentos
no se derrumban y siguen siendo columnas fundamentales de la
interpretación y el desarrollo doctrinal.
En el relato Yahvista, el varón y la hembra son a imagen de
Dios
y ambos reciben algo muy importante, el mismo poder. Es
cierto que
esto ocurre antes de que entrase el pecado en el mundo, y
alguien
puede pensar que entonces estas circunstancias cambiaron.
Pero yo
me pregunto: ¿cambió el pensamiento de Dios para el devenir
de los
seres humanos o fueron las circunstancias del mundo las que
cambiaron con la entrada del pecado? ¿no es eso consecuencia
de
algo que no expresa la voluntad de Dios para la realización
de los
seres humanos? ¿estamos convirtiendo las consecuencias del
pecado
en una ley o incluso en un derecho natural, para hablar de
las
desigualdades de los seres humanos? ¿Es eso lo que enseña el
cristianismo, lo que enseña Jesús, o más bien es lo
contrario? En el
versículo 28, dice: “Y les bendijo y les dijo, fructificad y
multiplicaos,
llenad la tierra y sojuzgarla…”
Está claro que en este momento el poder y el señorío no se le
da
al varón, sino a ambos. Cuando decimos que el hombre fue
puesto
como cabeza de la creación de Dios, ¿pensamos en el ser
humano o
en el varón?
A ese hombre, varón y hembra, que fue hecho a imagen y
semejanza de Dios, es decir, su sombra o representación, que,
dicho
de otra manera, tiene una analogía con Dios, a ese hombre
llamado
Adán, se le entregó un poder. A ese varón y hembra se les
entrega el
mismo poder en igualdad de condiciones antes de que entrase
el
pecado. Es cierto que la entrada del pecado en el mundo trajo
muchas
consecuencias, pero nosotros como cristianos no podemos
justificar
las diferencias que introdujo el pecado para que en esa
confrontación
dialéctica por el poder, el varón pretenda tener una
hegemonía que
en la voluntad de Dios no se refleja. Así como que no se
refleja que
una parte de los seres humanos se enseñoree de la otra parte.
Más
adelante veremos cómo esto se ha producido en la historia y
por qué,
y si ésta es la voluntad de Dios y podemos a la luz del
evangelio y de
Jesucristo defender posturas de esta clase.
Otro concepto que solemos reducir es el de Dios. Cuando
hablamos de Dios solemos pensar solo en el Padre, como si
fuese la
totalidad de Dios como Elhoim, excluyendo otra visión de lo
que es
Dios. Cuando se ha hablado de una posible dimensión maternal
de
Dios, se ha provocado mucho escándalo y no debería ser. Lo
primero
que enseña la escritura es que Dios no es un hombre, no es un
antropos. Y el que se hable de Dios como padre, con una
dimensión
paternal, no excluye que la Escritura nos enseñe que tenga
una
dimensión maternal, aunque no la hayamos querido ver o nos
haya
pasado desapercibida por haber sido educados en una cultura
paternalista o machista, y claro, al leer la Biblia también
lo hacemos
desde ese contexto o formación.
Pero la Biblia está llena de imágenes que hablan de hombres
con
dimensiones maternales y también de Dios. Y digo esto porque
si lo
masculino es expresión de Dios y lo femenino, como hemos
visto,
también, y si Dios tiene esa dimensión como padre, ¿por qué
no la va
a tener como madre?
En el Salmo 139:13, dice:
“Porque tú formaste mis entrañas, tú me hiciste en el vientre
de
mi madre, te alabaré porque formidables, maravillosas son tus
obras.
Estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien, no fue
encubierto de ti
mi cuerpo, bien que en oculto fui formado y entretejido en lo
más
profundo de la tierra”
Aquí no se está hablando del vientre de la madre de la que
nació
quien escribió el salmo, sino del nacimiento genérico del
hombre. Y
cuando se habla de embrión se emplea el mismo término que en
Génesis cuando habla de la costilla, como vimos
anteriormente. En el
libro de Job, en el capítulo 10, a partir del versículo 3
dice:
“Tus manos me hicieron y me formaron ¿y luego te vuelves y me
deshaces? Acuérdate que como a barro me diste forma, ¿y en
polvo
me has de volver?”
Y como Job se lamenta y se va a los orígenes del nacimiento
del
hombre:
“¿No me vaciaste como leche?” El sentido de vaciarse como
leche
no lo comprendo, pero si vamos al original, literalmente dice
¿”no me
vertiste como leche?” y es una figura en el hebreo muy
comprometida
respecto a engendrar a un ser humano, se está llegando a algo
muy
profundo y continúa: “¿Y cómo queso me cuajaste?” Y es una
figura de
lo que se llama en medicina la morula o la parte primaria del
embrión
cuando se forma, la unión del óvulo con el esperma como algo
que
cuaja y forma una especie de bolita, que es el sentido de lo
que ocurre
realmente en el ser humano y sigue Job:
“Me vestiste de piel y carne y me tejiste con huesos y
nervios”.
Es obvio que está hablando del desarrollo del embrión.
Y continúa: “Vida y misericordia me concediste y tu cuidado
guardo mi espíritu. Estas cosas tienes guardadas en tu
corazón, yo sé
que están cerca de ti”
Creo que Job está hablando en estos versículos como si Dios
fuese la madre que lo concibe, y simplemente esto expresa una
dimensión maternal de Dios. También hay dimensiones
paternales de
Dios en cuanto a la creación de un ser embrionario en la
Biblia, pero
también maternales, y hay que tenerlo en cuenta. En la
creación de
los seres humanos y en el Nuevo Testamento, también aparece
esa
dimensión maternal de la creación, incluso en la propia
persona del
Señor Jesús. En Colosenses 1:15-16:
“Él es la imagen del Dios invisible (aquí la palabra imagen
sí es
la exacta representación de Dios y el duplicado perfecto), el
primogénito de toda la creación, porque en Él fueron creadas
todas
las cosas, las que hay en los cielos como las que hay en la
tierra,
visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean
principados,
sean potestades, todo fue creado por medio de Él y para
Él”.
Todos entendemos que todo fue creado para Él perfectamente,
que todo fue creado por medio de Él, pero todo fue creado en
Él, por
lo tanto, es una imagen maternal a la luz de lo que enseña la
Biblia y
de las cosas en la propia persona de Cristo.
Y a continuación nos preguntamos: este dominio o poder que
Dios da al varón y la varona, ¿qué clase de poder es, qué
alcance tiene
y cuáles son sus límites? Parece bastante claro que este
dominio es
algo a devenir, algo a realizarse en el tiempo. Y vamos a
verlo en el
Salmo 3, que lo interpreta y también en la epístola a los
Hebreos.
“Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las
estrellas
que tú formaste, ¿qué es el hombre para que tengas de él
memoria y
el hijo del hombre para que lo visites? Le has hecho poco
menor que
los ángeles, lo coronaste de gloria y de honra, le hiciste
señorear
sobre las obras de tus manos, todo lo pusiste debajo de sus
pies,
ovejas y bueyes y así mismo las bestias del campo
Esta es la interpretación de este pasaje sobre el hombre por
excelencia que es Cristo. Pero vemos que todavía no está todo
sujeto,
por lo que hay un devenir en esa voluntad de Dios y en esa
sujeción
que se tiene que cumplir en el tiempo.
Por otro lado, si nos detenemos en esta frase: “¿Qué es el
hombre
para que tengas de él memoria?” según los eruditos es
bastante
complicada, y habría que traducir de la siguiente manera:
“¿qué es el
débil hombre para que tengas de él memoria?”. Se emplea una
palabra que significa, débil, caduco, mortal. Tengamos en
cuenta que
cuando Dior crea al hombre, varón y varona, no eran débiles,
sino que
la debilidad vino por la “caída”. Por lo tanto, cuando el
salmista
escribe, contempla al hombre, masculino y femenino, después
de la
“caída”, con ese dominio. Por lo tanto, después de la caída
sigue
conservándose esa visión de Dios de que el hombre señoree la
tierra,
y sigue siendo el concepto de hombre en su expresión
masculina/femenina. Este aspecto se puede trasladar de una
manera
paradigmática prototípica a la persona de Cristo, que luego
se
interpreta en el libro de Hebreos.
Recapitulando lo dicho hasta ahora, me gustaría añadir la
visión
del teólogo Karl Bhart sobre los textos de Génesis 1:27: “Y
creó Dios
al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y
hembra los
creó”. Este hombre venía a decir que en estos textos él veía
a la
humanidad creada a la imagen de Dios como bisexual, y eso es,
como
hemos visto, lo que dice la Escritura. Lo que es la imagen de
Dios en
el mundo, el varón y la varona, constituyen al hombre. El
hombre tiene
una dimensión bisexual, que es la proyección de Dios en el
mundo.
Por lo tanto, los argumentos que se basen en que solo el
varón es la
imagen de Dios carecen de consistencia. Y respecto al Nuevo
Testamento, o hay contradicciones, o errores introducidos, o
hay
copistas que alteraron algunos textos, o el sentido que le da
el autor
no es el que interpretamos nosotros. Y lo digo porque está
claro que
los argumentos teológicos básicos son los que hemos visto en
Génesis,
y por eso el título de este capítulo es “Lo masculino y lo
femenino
como expresión de la Imago Dei”. Y si eso lo tenemos claro,
entonces
se podrán analizar las cosas que vienen después. ¿Qué pasó
con ese
hombre creado a imagen y semejanza de Dios? ¿Cómo se
desestructuró después y en qué medida eso cambió la relación
hombre/mujer? ¿Ha habido después una reestructuración de esa
desestructuración? ¿Cuándo se ha producido? ¿Es sólo para
vivir más
allá de esta vida o también tiene sentido para la vida que
vivimos
ahora?
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