LA VIRGEN MARÍA

Juan Bta. García Serna

Recopilo un artículo de interés, ya que hay muchas personas que piensan que los cristianos evangélicos no creemos en la bienaventurada virgen María, pues están equivocados, ya que creemos todo lo que la Biblia dice en cuanto a María, pero, lo que no creemos es lo que enseña la tradición eclesiástica.

MARÍA Y LOS EVANGÉLICOS

Muchos piensan que los evangélicos o los protestantes en general no creen en María o incluso tienen una forma de antipatía hacia ella. Esto sin embargo no es cierto porque creemos en María, pero tal como se ha descrito en los Evangelios. De hecho. la Biblia presenta a María como una mujer de gran sencillez, humildad y fe, tanto es así que el Señor la había elegido como madre de Jesús.

Lo que más nos llama la atención de María es que aun habiendo sido honorada por Dios para ser la madre de Jesús nunca ha tratado de utilizar su título de madre de Jesús para elevarse por encima de los demás. De hecho, a menudo vemos a las madres que miran a las otras personas de arriba a abajo por la sencilla razón de que su hijo es abogado o ingeniero, mientras que María siendo aun la madre del Mesías nunca ha querido buscar su propia gloria.

En el primer capítulo de los Hechos de los Apóstoles, podemos ver cómo ella también estaba entre las otras mujeres sin reclamar ningún lugar de honor. aunque era la madre de Jesús resucitado: "todos estos perseveraban en la oración, con las mujeres y con María, madre de Jesús y con los hermanos de Jesús". La impresión es que en el curso de los siglos han deseado transferir sobre María todos aquellos atributos que pertenecían solo a Jesús y así desde el momento que Jesús es el hijo de Dios se ha pensado en llamar a María “la madre de Dios", Jesús ascendió al cielo y así nació el dogma de la Asunción de María, Jesús era sin pecado y entonces se habla de la Inmaculada Concepción de María, Jesús es el mediador entre Dios y los hombres y, a continuación, se habla de María auxiliadora de los cristianos. La María humilde descrita por los Evangelios no tiene nada que ver con la María adornada de joyas y venerada como es representada en las procesiones.

Lo que queremos decir es que María es un ejemplo de comportamiento (como fueron los otros principales personajes bíblico como Abraham, Moisés, Juan el Bautista, Pablo), pero esto no debe significar que hemos de recurrir a la veneración/adoración a ella, porque todavía sigue siendo una criatura: "ellos que han cambiado la verdad Dios en una mentira y han adorado y servido a la criatura en vez de adorar al creador, que es bendito para siempre" (Romanos 1: 25)

Cristo desmiente, claramente, incluso a aquellos que apoyan el culto mariano en virtud de su condición como la madre de Jesús: "y uno le dijo: "tu madre y tus hermanos están allí y quieren hablarte". Pero él contestó al que le hablaba: "¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?" Y, extendiendo su mano a sus discípulos, dijo, "he ahí mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera que haga la voluntad de mi padre, que está en los cielos, es mi madre y mi hermano y hermana "(Mateo 12: 47-50)  Por tanto, creemos que la mejor manera de seguir el ejemplo de María es precisamente en la respuesta que dio durante la boda de Caná a aquellos que en lugar de ir directamente a Jesús prefirieron primero pasar y preguntar a María: "su madre dijo a los sirvientes, hagan todo lo que él les diga” (Juan 2: 5)

Si realmente queremos respetar y honrar a María y otras figuras importantes de la fe cristiana debemos comprometernos a ir directamente a Dios y a seguir su ejemplo de fe y no ciertamente actuar atribuyéndole reverencia y veneración porque eso va contra los principios cristianos: "y diciendo varones ¿porque hacéis esto nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay."(Hechos de los Apóstoles 14: 15)," Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoro. Más Pedro le levantó, diciendo; Levántate, pues yo mismo también soy hombre” (Hechos de los Apóstoles 10: 25, 26)

¿QUÉ DICE LA BIBLIA ACERCA DE MARÍA?

Respuesta: María, la madre de Jesús era una mujer quien fue descrita por Dios como “muy favorecida” (Lucas 1:28). La frase “muy favorecida” viene de una palabra griega, que significa esencialmente “mucha gracia”. María recibió la gracia de Dios. La gracia es “un favor inmerecido”, significando que es algo que recibimos a pesar del hecho de que no lo merezcamos. María necesitaba de la gracia de Dios, al igual que el resto de nosotros. María misma comprendió al declarar en Lucas 1:47, “Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.” María reconoció que ella necesitaba ser salvada, que ella necesitaba a Dios como su Salvador. La Biblia nunca dice que María fuera otra cosa que una humana ordinaria, a quien Dios eligió utilizarla de una manera extraordinaria. Sí, María era una mujer justa y favorecida (con gracia) por Dios (Lucas 1:27-28). Al mismo tiempo María también fue un ser humano, al igual que todos los demás (Eclesiastés 7:20; Romanos 3:23; 1ªJuan 1:8)

María no tuvo una “inmaculada concepción”, no hay una razón bíblica para creer que el nacimiento de María fue otra cosa que un nacimiento humanamente normal. María era una virgen cuando dio a luz a Jesús (Lucas 1:34-38), pero la idea de una virginidad perpetua de María es antibíblica. Mateo 1:25, hablando de José, declara, “Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús.” La palabra “hasta” indica claramente que José y María tuvieron una unión sexual después del nacimiento de Jesús. José y María tuvieron varios hijos después de que Jesús nació. Jesús tuvo cuatro medios hermanos; Jacobo, José, Simón, y Judas (Mateo 13:55)

Jesús también tuvo medias hermanas, pero no se mencionan sus nombres o el número de ellas (Mateo 13:55-56). Dios bendijo y favoreció a María dándole varios hijos, lo cual en esa cultura era una clara indicación de la bendición de Dios hacia una mujer. Una ocasión en que Jesús estaba hablando, una mujer de entre la multitud exclamó, “Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” (Lucas 11:27-28)

¿Por qué Jesús no alabó esta exclamación? Pues, para Jesús, la obediencia a la Palabra de Dios era más importante que el ser la mujer de quien nació. En ninguna parte de la Escritura Jesús, o alguien más, dirige alguna alabanza, gloria o adoración a María. Elisabeth, la pariente de María, alabó a María en Lucas 1:42-44, pero su alabanza estaba basada en el hecho de que María daría a luz a Jesús. No estaba basada en ninguna gloria inherente en María.

María estuvo ahí en la cruz cuando Jesús murió (Juan 19:25). María estuvo con los apóstoles en el día de Pentecostés (Hechos 1:14). Sin embargo, María nunca vuelve a ser mencionada después del capítulo uno del libro de los Hechos. En ningún momento los apóstoles le concedieron a María un papel prominente. La muerte de María no está registrada en la Biblia. Nada se dice de María acerca de su ascensión al cielo, o siendo de alguna forma exaltada en el cielo. María debe ser respetada como la madre terrenal de Jesús, pero no es digna de adoración/veneración. En ninguna parte indica la Biblia que María puede escuchar nuestras oraciones, o que puede ser mediadora para nosotros ante Dios. Jesús es nuestro Único abogado y mediador en el cielo (1 Timoteo 2:5) Si se le hubiera ofrecido alabanza, adoración, u oraciones, María hubiera dicho lo mismo que los ángeles: “¡Adora a Dios!” (Apocalipsis 19:10; 22:9)

María misma establece el ejemplo para nosotros, dirigiendo su alabanza, adoración y glorificación solamente a Dios, “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre” (Lucas 1:46-49) ¡Cada cristiano debe tomar este ejemplo de la virgen María!

(Ref. “Cuadernos Bíblicos”)

 

 

 

 

 

 

MARÍA Y SU INTERCESIÓN

Nosotros simplemente pensamos que cuando una persona acepta a Jesucristo en su vida ya no necesita otros intermediarios para llegar al Padre. Jesús de hecho nos abrió el camino al Padre que estaba obstaculizado por nuestra condición de pecadores y a través del Espíritu Santo podemos finalmente tener comunión con el Señor. Sobre este punto, la palabra de Dios es muy clara y las escrituras rechazan la idea de que pueda haber otros mediadores entre nosotros y Dios fuera de Jesús: "efectivamente hay un solo Dios y un mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre" (1Tim. 2: 5). "Jesús dijo" yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al padre sino por mí. " (Juan 14: 6), "todos aquellos que el padre me da vendrán a mí; y los que vienen a mí, no los echo fuera" (Juan 6: 37)

Me pregunto, por qué deberíamos buscar otros intermediarios cuando Jesús nos dice claramente que no echará fuera a quien vaya a Él y que a través de Él podemos ir directamente al Padre. El recurrir a María o a los Santos es a mí entender una falta de confianza en Cristo porque en ninguna parte en la escritura leemos de personas que en sus oraciones se refieran a alguien para llegar a Dios o pedir que intercedan los Santos en el cielo. identificar a la virgen María descansa sobre el uso de una terminología similar a Mt. 1:18-23 para describir a María en su embarazo y el parecido del lenguaje con la profecía de la concepción virginal de Isaías 7: 10,11 y 14, pero un serio obstáculo confronta la identificación con María y es que la mujer del Ap. es designada como “una señal” (vs. 1) es decir una mujer simbólica. La madre de Jesús fue real.

Otros nos dicen sugieren que la mujer simboliza a la iglesia. El problema con esta tesis es que la iglesia fue inaugurada el día de Pentecostés sobre la base de la muerte y resurrección de Cristo y el derramamiento del Espíritu Santo. En este sentido podría decirse que Cristo dio a luz a la iglesia y no que la iglesia diera a luz a Cristo. La opción que recibe el mayor apoyo exegético es la que entiende que la mujer simboliza a la nación de Israel. El contexto inmediato (Ver Ap. 11:19) se relaciona con los propósitos pactados por Dios con la nación de Israel.

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