RAZONES PARA CREER EN CRISTO

Juan Bta. García Serna

Recopilo un artículo que me parece de interés para los lectores de mi blog (Ref. “Cuadernos Bíblicos de Reflexión”)

DIEZ RAZONES PARA CREER

EN CRISTO Y NO EN LA

RELIGIÓN

1. Cristo es una persona para conocer y confiar.

Cristo es más que un sistema, una tradición o una creencia. Es una persona que conoce nuestras necesidades, siente nuestro dolor, y se conduele de nuestra debilidad. A cambio de nuestra confianza, nos ofrece el perdón de nuestros pecados, intercede por nosotros y nos lleva a Su Padre. Lloró por nosotros, murió por nosotros, y se levantó de los muertos para demostrar que era quien decía ser. Al vencer la muerte, nos mostró que puede salvarnos de nuestros pecados, vivir su vida a través de nosotros en la tierra, y luego llevarnos al cielo con seguridad. Se ofrece a Sí mismo como regalo a todo aquel que confié en Él (Jn.20:24-31)

2. La religión es algo para creer y hacer.

La religión es creer en Cristo, ir a los cultos religiosos, estudiar el catecismo, bautizarse y recibir la comunión. La religión es tradición, ritual, ceremonia y aprender la diferencia entre lo bueno y lo malo. La religión es leer y memorizar la Escritura, orar y rezar, dar a los pobres, y celebrar los días religiosos. La religión es cantar en el coro, ayudar a los pobres, y remediar el mal que hicimos en el pasado, La religión es algo que los fariseos practicaban, esos líderes espirituales, conservadores y separatistas que amaban la Escritura y la tradición, pero que odiaban a Cristo lo suficiente como para pedir su muerte. Lo odiaban, no sólo porque rompió con las tradiciones para ayudar a la gente (Mt.15:1-9), sino también porque podían traspasar la religión de ellos y ver lo que había en sus corazones.

3. La religión no cambia el corazón.

Jesús comparó a los fariseos con un grupo de lavadores de platos que limpian la parte de afuera de la taza y dejan lo de adentro sucio. Dijo: “Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de afuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Necios, ¿el que hizo lo de afuera, también lo de adentro?” (Lc.11:39-40). Jesús sabía que una persona puede cambiar su imagen sin cambiar su interior (Mt. 23:1-3). Sabía que las credenciales y las ceremonias religiosas no pueden cambiar el corazón. Dijo a uno de los hombres más religiosos de su época que a menos que una persona “nazca de nuevo” por el Espíritu, no puede ver el reino de los cielos (Jn.3:3). Sin embargo, desde ese día hasta hoy, muchas de las personas más religiosas del mundo siguen olvidando que, aunque la religión puede prestar atención a las apariencias, solo Cristo puede cambiar el corazón.

4. La religión da mucha importancia a lo trivial.

Jesús habló a los religiosos apasionados por los detalles cuando dijo: “Mas ¡ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello” (Lc.11:42). Jesús ve nuestra tendencia a hacer reglas y a concéntranos en el comportamiento “moralmente correcto” en vez de mantener nuestros ojos en lo más importante, que es porque tratamos de hacer lo bueno. Aunque los fariseos eran muy celosos de llevar sus conocimientos hasta sus últimas conclusiones lógicas, olvidaron que a Dios no le importa cuánto sabemos hasta que le demostremos cuanto lo amamos. Fue pensando en este “porqué” que el apóstol Pablo escribió: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o cómbalo que retiñe. Y si repartiese todos mis bienes para dar a comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve” (1aCor.13:1,3)

5. La religión no ofrece la aprobación de Dios.

Jesús reservó sus mayores críticas para los religiosos que utilizaban su reputación espiritual para recibir atención y honores sociales. A ellos fue que Jesús dijo: “¡Ay de vosotros, fariseos! Que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas” (Lc.11:43). Luego, hablando con sus discípulos, dijo de los fariseos: “Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres” (M. 23:5). Jesús se daba perfecta cuenta de que la práctica religiosa considera más importante y deseable la opinión y la atención de los hombres que la aprobación de Dios.

6. La religión nos hace hipócritas.

Jesús dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben” (Lc.11:44). ¿Qué se ve mejor que vestirse apropiadamente, ir a los cultos religiosos y hacer que nos identifican como personas decentes que temen a Dios? Sin embargo, ¿Cuántos eruditos, ministros y fieles seguidores religiosos dejan de honrar y alentar a sus esposas, de prestar atención a sus hijos, y de amar a sus enemigos doctrinales? Jesús sabía lo que nosotros a menudo olvidamos; que lo que se ve bien puede tener un corazón de maldad.

7. La religión hace más difícil la vida.

Debido que la religión no puede cambiar el corazón, trata de controlar a las personas por medio de leyes y expectativas que no las cumplen ni siquiera los religiosos que las interpretan y las aplican. Teniendo en cuenta el “factor de la carga” que ello representa, “Y él dijo: “¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis” (Lc.11:46) La religión es buena para definir los altos estándares del buen comportamiento y las buenas relaciones, pero es mala para dar ayuda real y misericordia a aquellos que se dan cuenta de que no han vivido a la altura de esas expectativas.

 8. La religión facilita el que nos engañemos.

Se dice de broma la frase: “Amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto” Los fariseos ponían en práctica una idea similar, pero no era gracioso. Según Jesús, los fariseos se sentían orgullosos de honrar y construir monumentos en memoria de los profetas, la ironía es que cuando conocieron a un verdadero profeta, quisieron matarlo. Berclay dijo: “Los únicos profetas que admiraban eran los profetas muertos; cuando conocieron a uno vivo, trataron de matarlo. Honraban a los profetas muertos con tumbas y monumentos, pero deshonraban a los vivos con persecución y muerte.” Esto fue a lo que Jesús se refirió en Lucas 11:47-51 y en el pasaje paralelo de Mateo 23::29-32. Lo fariseos se habían engañados a sí mismos. No se veían como asesinos de profetas. Los religiosos no se ven a si mismos como lo que son en realidad, personas que rechazan a Dios.

9. La religión esconde la llave del conocimiento.

Uno de los grandes peligros de la religión es que nos pone en peligro, no sólo a nosotros, sino también a los demás. A los expertos bíblicos muy religiosos de su época Jesús dijo: “Ay de vosotros intérpretes de la ley! Porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis” (Lc.11:52). Los religiosos quitan “la llave del conocimiento” distrayendo a las personas de la Palabra de Dios y de “la verdadera atención al corazón” y añadiendo innecesariamente tradiciones y expectativas correctas según su denominación. En vez de llevar a la gente a dios, los religiosos colocan la atención en sí mismos y en sus reglas. Los religiosos son aquellos que confían en que las creencias y las acciones de su religión harán lo que solo Cristo puede hacer.

10. La religión aleja a sus conversos del verdadero Dios.

En Mateo 23:15 Jesús dijo: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”. Los conversos religiosos están en peligro. Traen un gran entusiasmo a su nueva vida y su confianza y con celo defienden ciegamente a sus maestros ciegos. Colocan sus vidas y su confianza en personas en personas que han cambiado la vida, el perdón y la relación con su salvador infinito por reglas, dogmas y tradiciones. La religión es importante en su lugar (Stg.1:26:27) “Son las buenas obras después de haber recibido la salvación”, pero solo cuando nos lleva al Cristo que murió por nuestros pecados y ofrece vivir Su vida a través de los que ponen su confianza en Él (Gál.2:20; Ti.t3:5)

-NO ESTÁS SOLO-

Si estás convencido de que Cristo es todo lo dijo ser, ten en cuenta que Él prometió la ayuda de Dios a aquellos que tienen buenas razones para cuestionar. Él dijo: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Jn.7:17). En este texto, Jesús nos recuerda que vemos las cosas, no solo como son, sino como somos nosotros.

Si consideras razonable tener fe en Cristo, ten en cuenta que la Biblia dice a la familia de Dios: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glorié” (Ef. 2:8- 9). La salvación que Cristo ofrece no es una recompensa por el esfuerzo religioso, sino un regalo a todos aquellos que ponen su confianza en Él.

(RBC Ministries-Clase Bíblica Radial)

¡Puedes tener una relación personal con Dos!

Ninguna religión sirve para acercarte a Dios.

 

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