EVANGÉLICOS EN ARAGÓN
Juan Bta. García Serna
PRÓLOGO
“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha
sido hecho? Lo mismo que se hará. Y nada hay nuevo debajo del sol” (Ecl.1:9) Obviamente
suele repetirse la historia, en más o menos escala. Al cristiano le proporciona
un conocimiento de aprendizaje, y en especial, respecto a lo que Dios enseña en
las Escrituras, fuente de autoridad inspirada. Recuperar el pasado será edificante, y nos ayudará a entender el
presente, y además, nos acercará a lo que pueda ser el futuro. La Biblia
de: “Acuérdate de los tiempos antiguos, considera los años de muchas
generaciones, pregunta a tu padre, y él te declarará; a tus ancianos, y ellos
te dirán” (Dt.32:7) “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y
preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él”
(Jer.6:16) Y sigue Dios diciendo: “Acordaos de las cosas pasadas desde los
tiempos antiguos” (Is.46:9) En este escrito habrá un retroceso histórico, cuya
finalidad es que las próximas generaciones se adentren en lo que fue el
recorrido de cristianos que lucharon por su fe en Jesucristo, en circunstancias
difíciles, penosas, y no flaquearon.
Lo que plasmaré en este escrito ha sido recopilado de una u
otra fuente, que se hará constancia. Todo lo expuesto aquí ha sido leído y dado
el visto bueno por el actual pastor evangélico don Augusto Milán, quien
asimismo me ha proporcionado cierta literatura. He estado en varios cultos, y
por medio de ello, hemos estrechado nuestra amistad. Creo que hay cosas en un
grupo u otro de las cuales podemos aprender, ya que nadie tiene la verdad
absoluta. Hemos de enorgullecernos de ser parte del pueblo de Dios. Creo en un
verdadero ecumenismo bíblico, o sea, entre los que han “nacido de nuevo”. Antes
de adentrarnos en el grupo evangélico de los cristianos de la Iglesia Evangélica
Española (IEE), será bueno echar una ojeada retrospectiva a la religiosidad
aragonesa.
“Una tradición universal cuenta desde inmemorial, la aparición de la virgen santísima a Santiago en ocasión, en que éste estaba orando en las márgenes del Ebro, para alcanzar un éxito lisonjero en su expedición a España: en cuya aparición le consoló y le alentó, entregándole su imagen, con el objeto de que fuera venerada por los fieles en la misma columna, sobre la que le hablaba; habiéndose levantado con el tiempo en el mismo sitio un famoso templo, conocido hoy con el nombre de “la Virgen del Pilar de Zaragoza”.
Esta tradición, continúa diciendo, que Santiago se dirigió a
Galicia, regresando de allí a Jerusalén, acompañado de algunos de sus
discípulos; los que, muerto el Apóstol, condujeron sus preciosos restos a
España, en donde permanecieron ocultos por espacio de ocho siglos, hasta que
plugo a la divina Providencia descubrir tan precioso tesoro, haciendo descender
hacia aquel punto, en el discurso de algunas noches consecutiva chispas de
fuego a guisa de estrellas, llamándose por esta razón Compostela, hoy Santiago
de Galicia. Esta gloria de la nación española está basada, pues, en la
tradición, que dejamos consignada: por consiguiente, siendo cierta ésta, es
también rigurosamente cierta la venida de San Jaime a España. Ahora bien;
confirman esta tradición, el papa Calisto III, en su bula expedida el año 1456
de Jesucristo; Clemente XII; Pío VII al elevar a primera clase la fiesta de
Ntra. Sra. Del Pilar de Zaragoza” (1)
Las tradiciones suelen ocupar un lugar muy relevante a través
de la historia del cristianismo, aunque no tengan una base bíblica, e incluso,
contradigan el texto sagrado. Y como dijo Jesús el sector religioso judío de su
época: “Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición”
(Mt.15:6) Toda tradición de carácter religioso que vaya en contra de la palabra
de Dios debe ser desechada, ya que procede de la invención fanática y no de la
revelación divina, o veracidad bíblica. Hay una predisposición, en asuntos
religiosos, especialmente, a creer lo increíble, o confiar en lo que no es
fiable. Recurro a una breve reseña panorámica que tuvo lugar en el tiempo de la
Inquisición en nuestro país, y por ende, en Aragón.
“Es sabido que la monarquía hispánica se constituyó mediante
la unión de la reina de la Corona de Castilla con el rey de la Corona de
Aragón. La monarquía hispánica necesitaba de un instrumento que le permitiese
intervenir directamente en cada uno de los territorios, sin intermediarios ni
cortapisa alguna, a fin de actuar contra la disidencia política y religiosa y
unificar en una sola actitud a todos los vasallos. Para ello, los Reyes
Católicos solicitaron del papa la instalación de un tribunal de la Inquisición,
también conocido como Santo Oficio, con capacidad de actuar en todos los
territorios de la monarquía hispánica. El primigenio tribunal de la Inquisición
fue erigido por el papa en el siglo XIII, a petición de diferentes príncipes
cristianos, para perseguir, apresar, juzgar, condenar y matar en caso necesario
a los disidentes cristianos.
Como es sabido, el tribunal fue muy mal recibido en Aragón,
hasta el punto que el primer inquisidor nombrado por el rey, el canónigo Pedro
Arbués fue asesinado en la propia catedral de Zaragoza, y este asesinato fue
castigado con dura mano por el arzobispo de Zaragoza, don Alfonso. El tribunal
de la Inquisición persiguió a teólogos como Miguel Servet, actuó contra
protestantes de Valladolid y Sevilla, y por sus cárceles pasaron cristianos que
posteriormente han sido figuras importantes del catolicismo como Juan de Ávila
o Ignacio de Loyola.
Tampoco se libraron de los calabozos del Santo Tribunal
jerarcas de la iglesia como el cardenal Bartolomé Carranza, arzobispo de
Toledo, que, acusado de herejía, pasó diecisiete años en la cárcel, ocho de
ellos en la Inquisición española y los restantes en los papales de Roma.
Bartolomé Carranza, acusado de tener ideas luteranas fue procesado por la
Inquisición; y lo encerraron en prisión en Valladolid. Terminó adjurando ante
Gregorio XIII de toda clase de herejías. Una muestra del temor del poder político
y del poder religioso a los posibles avances del protestantismo en el reino
aragonés se encuentra en la petición del rey Felipe II al papa para erigir
diócesis en los territorios fronterizos a Francia, a fin de controlar más y
menor la ortodoxia e impedir la contaminación doctrinal. El papa cedió a la
petición por la que se erigían las diócesis de Jaca y Barbastro en Aragón.
El dato es significativo y nos habla de la alarma existente
ante el peligro de la expansión de las doctrinas protestantes. El rey Felipe
II, para proteger sus reinos de la península Ibérica de las doctrinas de los
hugonotes franceses, aísla España del exterior, prohíbe salir a estudiar a
universidades extranjeras y potencia la aplicación de los cánones y decretos
del Concilio de Trento. Las Cortes de Cádiz, en junio de 1812, una vez
promulgada la Constitución en marzo de ese mismo año declaró incompatible dicho
tribunal con el sistema liberal y, posteriormente, tras un interesante debate
parlamentario, se acordó publicar el decreto de supresión de la Inquisición,
eso sucedía el 22 de febrero de 1813. Pero con la vuelta de Fernando VII a
España, regresaron también las viejas formas del poder y el 21 de junio de ese
mismo año promulgaba un real decreto restableciendo el Consejo de la
Inquisición y demás tribunales del Santo Oficio.
Esta instancia coercitiva, con uno y otro nombre, siguió
actuando hasta que fue definitivamente suprimida el 15 de julio de 1834, diez
meses después de la muerte del rey Fernando VII, en los comienzos del viaje
hacia el régimen constitucional. El establecimiento de un régimen
constitucional mejoró en parte la situación de los escasos disidentes
religiosos que había en España, a pesar de que todas las Constituciones, tanto
la aprobada en Bayona en 1808, como las promulgadas por las Cortes españolas, a
excepción de la de 1869, reconocían a la religión católica como la de la Nación
española y, por consiguiente, otorgaba una confesionalidad al Estado,
prohibiendo el ejercicio de cualquiera otra religión” (2)
Pedro J Ramírez, periodista y escritor, dice en su libro que,
“el 19 de marzo de 1812, tuvo lugar la promulgación de la Pepa. Tras dieciocho
meses de sesiones las Cortes de Cádiz aprueban y promulgan la Constitución
Política de la Monarquía Española, que reconoce la soberanía popular, protege
las libertadas civiles, restringe los poderes del rey, antepone el peso del
legislativo sobre el ejecutivo y oficializa la religión católica. Además abre
la puerta a la abolición de la Inquisición, lo que sucede meses después. El 2
de mayo de 1814, Fernando VII reimplanta el absolutismo.
Tras entrar en España por Cataluña y desviarse de la ruta
hacia Madrid marcada por la Regencia, Fernando VII hace caso al “Manifiesto de
los persas” y, de acuerdo con los generales absolutistas, promulga un decreto
desde Valencia por el que se deroga la Constitución y cuantas leyes se derivan
de ella. El texto del rey considera nulos todos los acuerdos de las Cortes” (3)
Aunque a Dios gracias, el tribunal de la inquisición ha desaparecido, siendo cosa del pasado; no obstante, todavía cabe pensar que siempre han existido “ciertos residuos” que no acaban de desaparecer del todo en nuestro país de mayoría católica contra las minorías protestantes. Los cristianos que fueron perseguidos, encarcelados, torturados y muertos por su fe en Jesucristo, son una parte de nuestra historia como pueblo evangélico en España. Y aunque los hechos históricos están ahí, no por ello albergamos ningún tipo de resentimiento. Al igual que el Apóstol Pedro, ante el maltrato y muerte de Jesús, de la cual habían participado activamente el sector religioso judío: “Más ahora, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes” (Hech.3:17)
Iglesia Evangélica Española (IEE)
“La Iglesia Evangélica Española es una Iglesia Unida, en la
que se reúnen comunidades reformadas, metodistas, luteranas y
congregacionalistas, con una organización eclesial de tipo reformado o
presbiteriano, basada en el sacerdocio universal de los creyentes. IEE tiene
sus raíces doctrinales en la Reforma Protestante del siglo XVI. En 1869 tiene
lugar la primera Asamblea de la Iglesia Reformada Española, que en 1871 adopta
el nombre de Iglesia Cristiana. El nombre actual data de 1897, después de
fusionarse con los congregacionalistas de la Unión Ibero Evangélica.
En 1953 se le une la Iglesia Metodista de Cataluña y Baleares. Está estructurada en Consejos de Ancianos para cada iglesia local. En el ámbito autonómico o regional tiene Presbiterios (reunión de Consejos de Ancianos), así como Sínodos regionales. Cada dos años celebra un Sínodo de toda la Iglesia. Es miembro fundador de la Alianza Reformada Mundial (1870) y del Consejo Mundial de Iglesias (1948 Su órgano de comunicación es Cristianismo Protestante. Asociaciones y Organizaciones Dependientes: Seminario SEUT (junto con la IERE) Colegios Evangélicos El Porvenir y Juan de Valdés. Residencia Esperanza. Fundación Fliedner. Centro Ecuménico Los Rubios. Casas de Retiros en Aguaviva. El Escorial y Jaca. Librería Calatrava de Madrid. Residencia de Ancianos en Sta. Coloma, Madrid y Palma de Mallorca. Centro de Acogida Transitoria de Refugiados. Ministerio de Prisiones. Servicio Social para drogodependientes El Faro” (4)
Bibliografía.
(1) “Historia Eclesiástica Elemental”. Almería 1886 (Págs.33-34)
(2) “Pluralismo y Convivencia”: Gobierno de Aragón. Primera
edición 2009 (Págs.121-125)
(3) “Las desventuras de la libertad”, por Pedro J. Ramírez.
Primera edición: abril del 2014 (Pág.16)
(4) “Guía de Entidades Religiosas de España”. Ministerio de Justicia.
Dirección de Asuntos Religiosos. Madrid, 1998 (Págs.77-78)
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