SALVACIÓN EN JESUCRISTO

Juan Bta. García Serna     


¿SALVACIÓN?

De manera concisa, pero sí objetiva, quiero dar respuesta a esta pregunta en lo que atañe a la SALVACIÓN ETERNA, que, como dijo Jesús es lo más importante en la vida del hombre:

¿“Y qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo y perder su alma?  ¿Pues qué dará el hombre a cambio de su alma”?  (Evangelio San Marcos 8:36 y 37)

Amigo, te invito a una reflexión sin prejuicios preconcebidos, atendiendo en exclusiva al mensaje bíblico, que constituye autoridad infalible en materia de fe y conducta. Así lo expresó Jesús: “Escudriñad las Escrituras, ya que en ellas creéis tener la vida eterna, pues ellas dan testimonio de mí” (Evangelio San Juan 5:39)

¿POR QUÉ?

La razón la expresa el Apóstol San Pablo: “No hay justo, ni siquiera uno”. Y continúa diciendo: “Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios” (Epístola a los Romanos 3:10 y 23) Todo hombre no es tan solo pecador porque peca, sino que peca porque es pecador. Se trata de una naturaleza caída y heredada a partir de Adán y Eva. Por ello, en este estado de perdición el ser humano necesita el perdón y la salvación que ofrece Jesucristo a todo aquel que cree: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Evangelio San Juan 3:16)

¿CÓMO?

La salvación se obtiene sin obras meritorias. Esta afirmación contrasta con la creencia religiosa generalizada de que las obras buenas son parte de la salvación, pero el texto sagrado bíblico deja muy claro que la salvación es exclusivamente por GRACIA DIVINA, recibida ésta por medio de la fe, y no por obra alguna meritoria. Así lo afirma el Apóstol San Pablo: “Pues de gracia habéis sido salvados por la fe, y esto no os viene de vosotros, es don de Dios; no viene de las obras, para que nadie se gloríe” (Epístola a los Efesios 2:2:8-9) Y continúa: “Y ahora son justificados gratuitamente por su gracia, por la redención de Cristo Jesús” (Epístola a los Romanos 3:24)

¿Qué lugar ocupan las obras? No son el medio para la salvación, puesto que es gratuita, sino que son el resultado de ser salvos: “Que hechura suya somos, creados en Cristo Jesús, para hacer buenas obras, que Dios de antemano preparó, para que ellas anduviésemos” (Epístola a los Efesios 2:10)

Si la salvación fuese por medio de las obras meritorias, entonces no sería por gracia absoluta. Así razona el Apóstol San Pablo: “Por si gracia, ya no es por obras, que entonces la gracia ya no sería gracia” (Epístola a los Romanos 11:6) Y el Apóstol San Pablo expresa su conclusión en lo referente a la salvación, señalando exclusivamente la justificación por la fe sin las obras meritorias: “Pues sostenemos que el hombre es justificado por la fe sin obras de la Ley” (Epístola a los Romanos 3:28)

Si reconsideras los textos citados, entonces también llegaras a plantearte que tu salvación depende de la gracia divina, que es un don inmerecido de Dios obtenido por medio de la fe exclusivamente, no por obra meritoria alguna, y comprenderás que las buenas obras son un efecto, y la causa de la salvación, la cual está solamente en Cristo.

¿CUÁNDO?

Uno mismo debe ver esta necesidad. “Al oírle (al Apóstol Pedro en su discurso), se sintieron compungidos de corazón y dijeron a Pedro y a los demás Apóstoles: “¿Qué hemos de hacer, hermanos?”  (Hechos de los Apóstoles 2:37) Si tienes esta actitud de querer ser salvo, entonces escucha con atención la respuesta Apostólica: “Arrepentíos” Y “ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu casa” (Hechos de los Apóstoles 16:31)

Arrepentimiento y fe son condición imprescindible para recibir la salvación. Así lo proclamó el mismo Jesucristo cuando dijo: “Cumplido es el tiempo, y el reino de Dios está cercano; arrepentíos (“cambiar de manera de pensar”) y creed en el Evangelio” (Evangelio San Marcos 1:15) Lo que salva a una persona no es poseer una religión oficial ritual que pretende ser salvadora de almas, sino tener a Cristo como Salvador personal, por medio del arrepentimiento y la fe, recibiendo la salvación como don gratuito de Dios: “Y el que tenga sed, venga, y el quiera tome gratis el agua de la vida” (Apocalipsis 22:17)

Y todos aquellos que son hijos de Dios por la fe en Jesucristo, tienen la seguridad de la vida eterna, y no la incertidumbre. Así dijo Jesús: “En verdad, en verdad os digo que el que escucha mi palabra y cree en el que me envío, tiene vida eterna y no es juzgado, porque pasó de la muerte a la vida” (Evangelio San Juan 5:24) Uno no es hijo/a de Dios por creación, sino por aceptar a Jesús, rediciéndole en el corazón como Salvador personal: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Evangelio San Juan 1:12)

Leamos lo que dice el Apóstol San Pablo:  "Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Crfisto Jesús" (Epístola a los Romanos 3:24) "Jusrificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Epístola a los Romanos 5:1)

Amigo/a, reflexiona sobre este artículo, y si te parece, comenta lo que piensas, ya que todo lo que tiene que ver con la salvación y la vida cristiana en general, tiene que emanar de las Sagradas Escrituras, y no de tradiciones humanas religiosas. Es de sabios dar razón de lo que creemos, y por qué lo creemos.

(Las citas bíblicas, en su mayoría, expuestas en este escrito han sido tomadas de la versión católica de NACAR- COLUNGA)

 

 

 

 

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