LIBRO DE JOB (Cap.41)

Juan Bta. García Serna

 Dios continúa hablando a Job, indicándole que todo lo creado está bajo su absoluto control. ¡Qué gran aliento saber que toda la creación no actúa por si misma, sino que está sujeta al mandato del Dios Creador!  ¿Qué sucedería si toda la creación, incluyendo al ser humano, estuviese sin una divina y sabia dirección, no sería sino sólo un caos este mundo sin la mano todopoderosa de Dios? “¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mando?” (´o permitió´) (Lm.3:37) Dios le dice a Job: “¿Quién, pues, podrá estar delante de mí?” (´digamos en un trato de tú a tú´) (v.10) Y así dijo el rey, y profeta David: “El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño” (Sal.24:4) ¡Ésta es la condición para mantenerse delante de Dios! ¿Hay algo debajo del cielo que no este bajo el control de Dios? ¡Lee con atención lo que el Señor expresó, cuando dijo!  “Todo lo que hay debajo del cielo mío es” (v.11) Una falacia es pensar que el hombre tiene todo bajo su control, pero en la realidad sólo es ´un peón´, con una gran necesidad de una auténtica dependencia de Dios. Y el profeta y rey David así se expresó: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: “¿Qué es el ser humano para que en él pienses, la humanidad para que te ocupes de ella?”  (Sal.3 y 4)

Aun las cosas inanimadas obedecen al Creador: “Hace hervir como una olla lo profundo del mar” (v.31) Y así hace con todo elemento de la naturaleza, que el ser humano con sorpresa observa, y tantas veces es incapaz de dar solución al problema de una naturaleza que ´caprichosamente´ opera, sin que el hombre nada pueda hacer contra la fuerza de la naturaleza. ¿Por qué se empaña el ser humano en actuar como si Dios no existiera? Tal necedad hace que la humanidad siga su camino, y por consiguiente, ello acarrea su consecuencia. Hay un gran enemigo, que es el diablo, que ciega toda clase de inteligencia, haciendo creer al hombre que sólo él y nadie más puede solucionar toda emergencia, sea ésta de la índole que sea. Algunas cosas podrán y puede hacer el ser humano, ya que Dios le ha dado inteligencia, pero hay otras cosas que están fuera de su capacidad de resolverlas.

¡Cuán importante es reconocer nuestras deficiencias, y recurrir al Dios que nos habla con toda claridad a través de las Sagradas Escrituras, y que nadie debería desconocerlas, ya que ellas encontramos al Creador y sus sabios designios para el hombre existente en la tierra. ¡Le animo a que lea que en Cristo Jesús hay una vida eterna, fuera de este planeta, y que la muerte física no es el final, sino el principio de una vida verdadera, y que aquí estamos de ´paso´ hacia otra vida imperecedera que Dios ha prometido a todos aquellos que en Él crean: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (Jn.3:16) ¡Huyamos de la ´hueca´ y falsa filosofía de que después de la muerte nada queda! Esto equivaldría a negar lo que nos enseñan las Sagradas Escrituras con tanta claridad. El pecado de altivez ciega al hombre para que no entienda la verdad, y no busque a Dios con sinceridad, y la oración del salmista es:  "Infunde, Señor, tu temor en ellos; ¡conozcan las naciones que solo son seres humanos!" (Sal.9:20) "El malvado, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay lugar para Dios en ninguno de sus pensamientos" (Sal.10:4) 

 

 





 

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